
De las calles de Guadalajara
Estaba tremendamente enfadado, por la continuación del expolio en la comarca de Sacedón, cuando repasando las noticias después del fin de Ferias, he descubierto con agrado una que desconocía por haber estado fuera; el cambio del nombre de las calles franquistas. Habrá quien piense, que ahora he sacado mi vena roja, pero como en otras ocasiones también ha habido quien pensó, que había sacado mi vena facha, estamos en paz. He repetido muchas veces que no soy de enero ni de febrero, o más bien como decía aquél no soy de ayer, ni de mañana, sino de nunca; de la cepa hispana, espero que se me perdone la licencia de parafrasear a Machado, cambiando la persona del verbo. Volviendo a lo que nos ocupa, me gustaría exponer el motivo de mi agrado. Evidentemente, no es porque se cumpla o se deje de cumplir esta o aquella Ley. Es más, creo recordar, que con este tema en esta ciudad, hay hasta una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha. No es tampoco porque lo pida tal o cual formación o asociación. Tampoco porque esto solo pase en España, que también; a nadie se le ocurriría ni por lo más remoto, ir paseando por Berlín y encontrarse con una calle dedicada a un coronel, capitán o general del III Reich o por Moscú con una dedicada a un oficial de la KGB. El motivo es más simple, creo que debemos pasar página de una vez y por todas, con un episodio de nuestra historia. Pero pasar página, no quiere decir que lo olvidemos. Se puede y se debe perdonar lo que hicieron mal tanto los unos, como los otros; pero nunca se puede olvidar, puesto que todos sabemos que aquel pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla. Para ello, debemos de dejar atrás, calles, estatuas, escudos e incluso los carteles en las fachadas de las iglesias. Y cuando lo hayamos hecho, en ese momento de verdad, habremos alcanzado la normalidad democrática y habremos puesto por fin punto y final a la Transición. Que la fuerza os acompañe.