De Montilla a Pedro Ximénez

25/10/2010 - 00:00 Luis del Val

La decisión del señor Montilla de no repetir el tripartito ha tenido un temprano eco en el nuevo y flamante secretario de Organización del PSOE, señor Iglesias, que se ha apresurado a declarar que esa decisión no sólo la apoya la Ejecutiva, sino que les ha relajado. O sea, que Montilla les tenía tensos y agarrotados, que es la antinomia de la relajación. La penúltima tontería del tripartito ha sido impartir información a los padres de una escuela en catalán y en árabe, pero no en castellano. Preguntado el tripartitense responsable acerca de la melonada ha contestado que no muchos árabes entienden el catalán y, en cambio, los castellanohablantes entienden todos el catalán. Irreprochable argumento que también podría servir para haber imprimido la información en árabe y en castellano, puestos que todos los catalanohablantes entienden el castellano. La uva Pedro Ximénez, procede de la denominación Montilla-Moriles, pero es mucho más dulce. Hay dos versiones sobre su origen: una, muy romántica, que la sitúa en manos de un mercenario alemán de los tercios de Flandes, que se trajo parte de una cepa de centroeuropa, y, otra, más verosímil, que explica su procedencia en la malvasía de Lanzarote. La versión de una uva procedente de Rhin, que se adapta a las tierras cordobesas, es bastante difícil, aunque hay milagrosas adaptaciones como la del cordobés, señor Montilla, que se adaptó tanto al tripartito que llegó a agarrotar el ánimo de un socialismo que todavía conserva la E de Español en sus siglas originarias. Vuelto a los orígenes Montilla nos va a ofrecer su versión más dulce, la de Pedro Ximénez, ideal para acompañar los postres, aunque peligrosa palabra porque en su misma raíz está postrero, es decir el final. .