¿De qué escribimos?

07/03/2011 - 00:00 Andrés Aberasturi

 
Te enfrentas a la pantalla en blanco y sobre la mesa palpitan demasiadas noticias tentadoras. Vivimos en un mundo raro, en un país cada vez más extraño y hasta me cuesta ponerme de acuerdo muchas veces conmigo mismo. Pero de algo hay que escribir y tengo en una esquina los sueldos de los directivos y consejeros de las empresas que llenan el IBEX 30 y que rondan, al parecer, el millón de euros. Y las pensiones congeladas de miedo y de frío. Y lo ERE en aumento, incluso los legales. Y el paro subiendo camino de los malditos cinco millones. Me digo que juntar estas cosas es demagogia fácil, pero son datos y uno tiene sus dudas de que alguien sea tan necesario como para ganar un millón de euros; tal vez un medico que sustituye un corazón roto por otro nuevo y es casi Dios en ese momento. Pero estos médicos son sólo funcionarios de la sanidad pública y se han visto afectados por el recorte salarial. En otra esquina de la mesa está esa ley de Igualdad de Trato que ya es polémica y que te puede meter en un lío si pones un anuncio pidiendo para tu empresa "un programador"; tienes que poner "un programador o programadora" y lo que digo no es una exageración, que ya ha sido advertido el representante legal de una empresa andaluza por semejante delito.
   Nos dijo la tripe ministra (Sanidad, Política Social e igualdad) que el objetivo de la nueva Ley Integral era que "nadie pueda sentirse humillado por razones de nacimiento, raza, sexo, convicción, discapacidad, edad, religión, identidad sexual o enfermedad".
   Cuántas cosas le podría decir a la ministra sobre uno de estos aspectos, el de la discapacidad del que algo sé; lo malo es que la humillación se vive muy especialmente en las instituciones administrativas, empezando por las valoraciones municipales y terminando en los juzgados después de hacer parada en los ambulatorios y la inspección médica. Pero esto predicar en el desierto. La realidad cotidiana importa siempre mucho menos que la elocuencia de un título y una vez aprobada la grandiosa "Ley Integral de Igualdad de Trato y No Discriminación" tendremos que seguir discutiendo con el inspector de turno sobre el numero de "pises" que se hacen nuestros hijos para que nos aprueben unos poco de pañales más. Y casi perdida en medio del gran desorden, entre la posible intervención humanitaria de la OTAN en Libia (ay, cuánta humanidad provocan unos pozos de petróleo) y los increíbles 110 Km/h, en el rincón más humilde de la mesa, una cifra aislada: 925 millones de personas pasan hambre en el mundo según la FAO. Y encima, contentos porque la cifra ha bajado respecto al año anterior en que se superaban los mil millones de hambrientos. Lo dicho: vivimos en un mundo raro, ciertamente injusto y en el que ser optimista, aunque sea un rato, requiere demasiada confianza en el futuro. stan el voto, no lo regalan para siempre. Para que luego digan que no sabe de lo que habla.