De reformas y conveniencias

09/12/2013 - 00:00 Redacción

 
 
  El pasado viernes se cumplían 35 años del día en que el pueblo español ratificó mediante referéndum la actual Constitución. Guadalajara también se sumaba, con un acto institucional, a esta conmemoración que siempre es una buena ocasión para la reflexión; sobre todo en momentos en los que la población está duramente castigada por las crisis. La Constitución de 1978 es la gran constitución española, la primera en nuestra historia con carácter normativo, es decir, la primera que ha sido efectiva en la realidad social. Es cierto que aún no es la más longeva, dado que la canovista de 1876 duró 48 años, pero la influencia del texto constitucional en nuestra vida social y política es incomparable con cualquier otra. De ahí la necesidad de cuestionarla. Sin embargo, el debate político debe contar, lo primero, con legitimidad constitucional y después debe analizar la oportunidad o conveniencia política. Ello supone aceptar, implícitamente, que antes que nada la Constitución debe cumplirse y que la lealtad a la misma es ya de por sí uno de los más sólidos valores de la convivencia. No podemos dejar de reconocer que la ley suprema del Estado constituye la piedra angular de nuestro sistema político, pero la experiencia diaria deja buenas evidencias del deterioro del Estado en sus múltiples perspectivas. Una constitución no es una finalidad en sí misma sino el principal instrumento normativo del que se dota una sociedad para convivir de acuerdo con los valores de libertad e igualdad. Si el instrumento ya no sirve para alcanzar este objetivo, oponerse a su reforma es traicionar a esta sociedad pero no a la Constitución. Sin embargo, solo deben hacerse los cambios imprescindibles, y cuantos menos se hagan, mejor. En la actualidad hay motivos razonables para pensar que ciertos aspectos de la Constitución deben ser modificados. Pero el debate en serio todavía no ha comenzado y el antagonismo entre los principales partidos no permite atisbar perspectivas que favorezcan el consenso.