De tales y cuales
08/03/2013 - 00:00
Apenas se produjo la noticia los medios de información al momento se hicieron eco de ella; bien es verdad que bajo puntos de vista muy distintos, de acuerdo con la línea editorial de cada uno de ellos. El hecho es que días atrás el Ministro del Interior, Fernández Díaz, manifestó con referencia a los matrimonios entre personas del mismo sexo, que éste no podía tener la misma consideración que el matrimonio entre hombre y mujer, como Dios manda y como reclama el sentido común, por cuanto aquel no garantiza la pervivencia de la especie. La reacción entre las distintas corrientes de opinión ha sido fulminante, unas a favor y otras en contra de la opinión del Ministro, cosa aceptable y casi conveniente en una democracia habida cuenta que la diversidad de criterios es parte fundamental de su filosofía. Eso sí, siempre cuidando las formas y haciendo uso de la razón en lugar de la pasión, pues cuando la pasión viaja por las vías de la política, o se convierte en efluvios de la política misma, la cosa toma unos tientes de peligrosidad excepcionales.
Por un lado la señora Valenciano, Secretaria de Política Interior y Cooperación del Partido Socialista, se tiro enseguida a la yugular del señor Fernández Díaz esgrimiendo frente a la obviedad de lo dicho una razón huérfana de calado, diciendo que al Ministro se le había visto el plumero al salir en defensa de la religiosidad más reaccionaria. Ello está en su línea, tanto personal como ideológica. Quiero decir que no supone novedad alguna, ni va mucho más allá de lo meramente anecdótico, aunque la señora Diputada pretendiera otra cosa y actuara con otro fin.
Lo que sí nos ha resultado especialmente extraño, es la reacción del Partido Popular en la voz de personajes tan significativos como el señor Iñaki Oyarzábal, Secretario de Justicia, Derechos y Libertades del P.P., quien considera las palabras de Fernández Díaz como desafortunadas y que en nada vinculan al P.P. Por otra parte, Ramón López Ugalde, portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de San Sebastián, ha dicho con referencia al asunto, que esa no es la opinión que tenemos los populares.
Poco saben estos señores -a los del Partido Popular me refiero- que una parte muy considerable, mayoritaria quizás, de afiliados y votantes de su partido, estamos en completo acuerdo con el Ministro en defensa de la razón, de la familia, y de la renovación demográfica del país que más pronto o más tarde nos va a pasar factura, al tiempo que a ellos y a quienes corresponda, se me ocurre recordarles que no echen en saco roto que las elecciones para el Consejo de Europa las tenemos a la vuelta de la esquina, y que como continúen por ese camino -acudo al reproche que me dirigió un buen amigo por gastarle una broma el día de los Inocentes-: no les va a seguir ni la Santa Compaña. Lo de siempre: el juego de la razón frente a la sinrazón, el eterno problema.