Decepción al cubo o al cuadrado

06/05/2013 - 00:00 Santiago López Castillo

  
  
  Entre los fariseos de ZP -Rubalcaba incluido-y Rajoy y sus huestes no me quedo con ninguno. En todo caso, con el gallego que, por lo menos, me parece honesto. Y, entonces ¿qué hacer? Pues tomo las de Villadiego, todo menos la puta España, que diría el yaciente y cutre y mal actor Pepe Rubianes. -Luego usted es un cobarde. -No mire, con perdón, estoy hasta los mismísimos. Y no me adhiero a los acosadores e indignados, pura canalla. - ¿… y? - Que si hay una gota de dignidad, hay que seguir luchando. - Unos más que otros, pienso yo. - Da igual. Los protagonistas de la farsa y los de la platea debemos hacer mutis por el foro o aportar soluciones en caso extremo. Pero, recapacito, la política se ha convertido en una profesión-negocio. Y ellos deben dar la cara. Que la paguen, en lenguaje chulesco.
 
  La cara, dura, más que una piedra, la pone el químico prodigioso, embustero de principio a fin -le delatan los ojos con sus continuos tics-, que, con total desfachatez, arremete contra todo lo que vuela, incluida una mosca cojonera, cuando, con González, primero y con Zapatero después, el PSOE dejó España, en boca de Alfonso Guerra, que no la conocería ni la madre que la parió. Hay que tener redaños, agrego, para criticar sin ton ni son la actuación del Gobierno del PP (luego iré con él, si se me permite) en tanto en cuanto el socialismo dejó el país como un solar, más de cinco millones de parados y eso que no había crisis… Y decepción, asimismo, con el PP en el que algunos confiamos el milagro. No el de los panes y los peces, aunque también.
 
   Con una herencia de muerte, sí, a cargo de un ZP revestido de lujo y chalet de millonario hortera, pero no se pueden pregonar promesas para no ser cumplidas. O “brotes verdes”, para entendernos, para hoy, mañana o al año que viene, y desdecirse en tanto en cuanto las cifras no vienen bien dadas. Este gobierno de sacapuntas, que fichó a un par de féminas, como si fueran mil, de los medios de comunicación, y no se saben explicar. Tiene que salir la verborrea andaluza de Javier Arenas, equivalente a la platense, o sea, la argentina de Valdano, para defender lo indefectible.
 
   - Y, entonces, ¿qué hacemos? Démonos fraternalmente la paz. Es lo que se me ocurre. O como diría mi amigo Cela: paciencia y barajar. Pd: -Vaya jeta la de Griñán que quiere dar lecciones a Rajoy cuando tiene –en treinta y tantos años– la tasa más alta de paro de España, 30%. ¡Viva el ERE/es como una espinita que se me ha clavado en el corazón…! (al estribillo).