Del 14 de abril al 15 de mayo
20/06/2011 - 00:00
Tímidamente, tornan a aparecer banderas tricolores de la República Española en las manifestaciones, muy nutridas por cierto, del 15-M. Durante la acampada de Sol, los "indignados" obligaban a retirarlas, temerosos tal vez de que se pusiera en entredicho su apoliticismo, su antipoliticismo o su apartidismo, pero con seguridad ignorantes del significado que ese símbolo tuvo en la revolución pacífica de abril de 1931 que acabó con la corrupción dinástica, apuntalada en sus últimos años por una dictadura promovida por el Monarca que había jurado la Constitución. Aquella República, conviene recordarlo, nació de un clamor público semejante al actual, derivado del agotamiento de la Restauración monárquica y de la brutal crisis económica ("crack" del 29) que salpicó a España con particular violencia, pero aquél 14 de abril, a diferencia de éste 15 de mayo, vino de la mano de personas que no sólo sabían lo que no querían, sino también, y perfectamente, lo que sí.
En el gobierno provisional de la República, la mayoría de cuyos miembros se hallaban en prisión o en el destierro pocas horas antes de hacerse cargo de la gobernación del país, estaban representadas todas las ideologías, de derecha, de izquierda, de centro, republicanos, socialistas y hasta antiguos monárquicos.
No era, ciertamente, "apolítico", ni "antipolítico", sino plural y de concentración como demandaba el momento histórico y la necesidad de España, en horas tan difíciles, de contar con todos. Aquellos hombres del gobierno provisional llevaban años luchando por la democracia, comprometiendo o arruinando sus brillantes carreras profesionales, su libertad y sus haciendas, eran gente conocida y respetada que contaba con el respaldo activo no sólo de una mayoría de la población (como acreditaron los resultados del "plebiscito" del 12 de abril), sino de lo más granado y emergente de la Cultura, la Política, la Ciencia, la Economía, la Educación, la Jurisprudencia, el Arte y la Universidad. Y traían remedios, propuestas y un plan de rescate y de progreso para la nación.
Se reprocha a los del 15M que tanta polvareda de vida han levantado la carencia de interlocutores que les representen, pero habrían de obviar su origen, las redes sociales de Internet que consagran la barra libre, la igualdad apócrifa y el anonimato, para aspirar a ser cabalmente representados.