Del campus de Guadalajara

09/02/2014 - 23:00 Pedro Toledo

Con gran pompa y boato, el gobierno de María Dolores de Cospedal, ha hecho público el acuerdo de financiación de Castilla-La Mancha con la Universidad de Alcalá. No hemos de olvidar, que con esta firma, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, salda una deuda que arrastraba desde 2009. Así mismo, rubrica el compromiso entre la Universidad y la región castellano-manchega hasta 2016. Compromiso, que asegura que Guadalajara mantenga su campus o incluso lo amplíe. Por manido, no me parece oportuno entrar a valorar, que dicho campus o su ampliación se tenga que hacer en el Ruiseñor, en el centro de la ciudad o al lado del nuevo centro acuático en cuesta, con piscina de olas, solárium y Spa. Pero si valoraré, el hecho de que hubiera sido cuanto menos curioso, que teniendo la Universidad aquí mismo, nuestros chicos se hubieran tenido que ir a Ciudad Real. Aunque seguramente, nos lo hubieran vendido como un hito regional. Como nos vendieron el aeropuerto en quedaron enterrados millones de euros, junto con la solvencia de una Caja de Ahorros. Aeropuerto de Ciudad Real, que después de una infructuosa compra por un grupo de narcos, ha quedado para rodar las pelis de Torrente. En cualquier caso, estamos tan acostumbrados a estas tropelías, que ya vemos incluso normal, que un enfermo de cáncer, tenga que meterse casi tres horas en ambulancia al hospital de Ciudad Real, teniendo Madrid a pocas más de media hora.
Pero sobre todo, no hemos, no podemos y no debemos olvidar, lo que este acuerdo significa, para la recuperación de la normalidad. En mi humilde opinión, una comunidad autónoma, sea la que sea, como cualquier otra administración o institución pública, debería dar ejemplo, en cuanto a rectitud en sus pagos y en respeto a la legalidad vigente. Sin embargo por desgracia no suele ser así, sino más bien al contrario. Sin ir más lejos, en este acto, se “vende” como algo extraordinario, el que se salde una deuda con una institución que venía ya de 5 años atrás. Todo ello sin entrar a valorar lo que hay o deja de haber detrás de dicha demora. En fin, esperemos que esto poco a poco se vaya normalizando y celebremos este acto como se merece, con un alarde de generosidad. Para ello nada mejor que recordar a Confucio: “Sé cómo el sándalo, que perfuma el hacha que lo tala” y dar a nuestros políticos (sean del color que sean) el beneficio de la duda. Aunque en el fondo, pensemos en ese hacha y lo que “recorta”, se nos disipen las dudas y recordemos al mismísimo Cid Campeador: “Que buen vasallo sería… si tuviese buen señor”. Que la fuerza os acompañe.