Del disfrute a la indignación

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
NURIA FERNÁNDEZ. Periodista
Es lunes y casi toda la ciudad sigue blanca. ¡Qué sorpresa nos llevamos el viernes! Tanto tiempo pidiendo unas navidades blancas y al final la nieve llegó cuando nadie la esperaba. Ni siquiera los meteorólogos.
Fue tal la nevada, que nos pilló a todos con el pie cambiado. Los padres no sabían si llevar a sus hijos al colegio o no, los jefes fueron indulgentes con los trabajadores que no pudieron llegar al trabajo e incluso el Corte Inglés, ante la falta de plantilla, estuvo barajando si abrir o no sus puertas. Vamos que todo se paralizó y tras las primeras horas de caos todo el mundo optó por la solución más bucólica: quedarse en casa, salir a hacer unas fotos irrepetibles, hacer una guerra de bolas e incluso un muñeco. La imagen era de postal y todos decidimos disfrutarla. Armados de paciencia comprendimos que la situación era imprevisible y lo dejamos pasar, pero tras el día 9 llegó el 10. La imagen era espectacular, sábado, con el sol brillando y todos los parques llenos de nieve y de familias lanzándose por cualquier cuesta con improvisados trineos…Todo estaba blanco: los árboles, los tejados, los jardines, las vallas y ¡las aceras! Los coches habían conseguido, un día después, recobrar la normalidad y aunque había demasiadas zonas difíciles ya se podía circular pero ¿y las aceras? ¡ pues llenas de hielo! así que todos, coches y peatones, durante el día 9 compartimos espacio: los amantes del footing corrían por las calzadas, los abuelos con sus garrotas se jugaban la cadera cruzando por donde podían, y el resto de los ciudadanos lo sobrellevaban y preguntándose cómo era posible que 24 horas después todo estuviese igual de mal. Lo malo es que ayer domingo, dos días después, la imagen era la misma y la indignación entre los ciudadanos generalizada.
Se pueden entender las excusas que dio el alcalde la misma tarde del viernes pero es insostenible que 48 horas después la ciudad al completo, (daba igual la zona), siguiera cubierta por una capa de hielo. La avenida del Ejército, la avenida del Vado, la calle Julián Besteiro, la misma Avenida de Castilla… ninguna era apta para los peatones y aunque las brigadas trabajan está claro que se ha actuado tarde y de forma poco eficaz. Hoy es lunes y la ciudad tiene que volver a la normalidad y los padres, los jefes y hasta el Corte Inglés tienen muy claro que ya no hay excusas, aunque la ciudad siga enterrada en hielo.
El tiempo nos ha puesto a prueba. Por un lado a los ciudadanos que no sabíamos cómo actuar y, sobre todo al equipo de gobierno que dirige Antonio Román y que, por mucho que digan, no ha manejado bien la situación. Se escudarán en lo que quieran: en que parte de la plantilla estaba de vacaciones o que había poca sal para repartir, pero tres días después estas excusas a los ciudadanos ya no nos valen.