Del silencio a las urnas
Lo de la jornada de reflexión tiene más de liturgia que de "reflexión". Son muchos los partidarios de suprimirla por carecer de efectividad real. Para mantenerla se me ocurre un argumento muy poco político pero creo que nada desdeñable como es el valor del silencio. En no pocas ocasiones, el silencio puede ser la conversación más elocuente; es buenísimo para la garganta y ayuda al descanso, a relajar el ánimo... Un día de silencio después de dos semanas de campaña es de agradecer, de manera especial por los propios candidatos, ya cansados de escucharse a sí mismos y desde luego por los propios ciudadanos que probablemente también se hayan cansado de escucharles.
Esta ha sido la campaña más larga de la democracia en la que los avatares
del mercado han ocupado tanto espacio o más que la propia campaña que,
afortunadamente, ha transcurrido sin sobresaltos sangrientos a los que ETA nos
tenía acostumbrados. El domingo dejaremos el silencio para emprender el camino a
las urnas. Es el mejor paseo que nos podemos dar. Quedarse en casa no computa.
La abstención, al final, se solventa en una crónica de diez líneas y ahí acaba
su efecto. Lo razonable, lo oportuno es votar. En esta ocasión lo haremos
cansados de tanta crisis y con el ánimo un poco encogido porque nada ni nadie
nos va a librar de tiempos difíciles, muy difíciles. Lo haremos intuyendo que
gobierne quien gobierne ya nunca vamos a vivir como hemos vivido salvo que nos
guste chapotear en el charco de la crisis permanente y lo haremos, en fin, como
el enfermo que no se fía mucho del tratamiento que le han puesto pero que sabe
debe tomarlo porque la alternativa puede ser que no se cure nunca.
Sea
como sea, las urnas ya nos están esperando y no es permisible darles plantón.
Además, las elecciones generales son la máxima expresión de la democracia y la
democracia, como los pañuelos de seda natural, no puede ni debe ser maltratada.
Ignorar el valor de nuestro voto, dejar que otros decidan por cada uno de
nosotros es desaprovechar lo mejor que tenemos: la libertad.