Demasiada fiesta

16/01/2011 - 00:00 Carmen Tomas

La bolsa española ganó un 8,6 por ciento y se aupó en la semana hasta rozar los 10.400 puntos. Es una buena noticia. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por la euforia. No hay motivos. No puede ser que ya sea una buena noticia que se amplíe el fondo europeo de rescate; que Portugal y España paguen algo menos por colocar su deuda o que los bancos españoles recuperen en el mercado una parte de lo perdido desde que se recrudecieron las dudas sobre la deuda periférica. Hay tantas malas noticias que deberíamos ser más prudentes. La inflación en España ha cerrado el año 2010 en el 3 por ciento, una nueva puntilla para el poder adquisitivo. Además, el gobierno parece que abandona la idea de acometer en serio las reformas que exige la economía española y que nos "invitan" a llevar a cabo desde el exterior: la reforma del mercado laboral, sobre todo de la negociación colectiva y de la contratación y despido, y la reforma del sistema público de pensiones. Zapatero está demostrando que de inmolarse por su país nada de nada. Le puede más el forcejeo con los sindicatos que la recuperación de la confianza y por ende de la economía y el empleo. El IBEX se ha disparado estos días, pero pocos creen que la bolsa mantenga estos niveles muchos días. Más bien piensan los expertos que la volatilidad seguirá marcando el curso de los parqués en próximas jornadas. Lo grave es que la economía está seca de financiación y que Zapatero vuelve a demostrar que sólo le interesan las elecciones, quedar bien con los sindicatos y con su clientela. La subasta de deuda del jueves no acabó demasiado mal. Sin embargo, pagamos un 1 por ciento más. Algunos podrán apelar a la botella medio llena haciéndose trampas en el solitario. No durará mucho. Sin ir más lejos, el 3 de febrero la canciller alemana, Merkel, vendrá a España y dudo mucho de que repita eso de que lo estamos haciendo bien. Parecía que lo íbamos a hacer bien, pero se ha dado marcha atrás y es muy grave en las circunstancias actuales. Los informes sobre la economía española que se han publicado esta semana son demoledores. Sin crecimiento no hay ingresos y sin ingresos no se pueden pagar las deudas. Zapatero pasa, pero la factura la vamos a pagar los españoles.