Deseos y derechos
Los derechos se generan o se originan en la condición existencial del ser humano como ser necesitado, desamparado, incompleto.
Los términos literalmente muy próximos. Comienzan igual. ¿Estarán también muy próximos desde el punto de vista antropológico y político? ¿Tiene la democracia la misión de convertir los deseos humanos en derechos humanos? ¿Hay continuidad o inflexión entre unos y otros? Puede haber una derivación o causalidad. Para algunos, los derechos nacen en los deseos, no en las necesidades, podríamos decir. Estamos en busca de la corrupción de los conceptos pues sobre las espaldas de los ciudadanos se cargan los abusos y errores que cometen los teóricos del pensamiento que los políticos aplican a su favor. Atentos porque un activismo cultural no lleve consigo, disfrazado, un activismo político.
La ausencia de una consideración antropológica y el exceso de un planteamiento sociológico de la política nos llevan a confundir los deseos y los derechos humanos. Ahora que Europa se enfrenta a un tema de humanidad ¿qué es un refugiado, por ejemplo? Una persona que carece de todo lo necesario para vivir y sobrevivir como ser humano. Después vendrán consideraciones sociales sobre ayudas, pertenencias, nacionalidades, flujos, causas, competencias, distribución, asistencia. Primero el hecho humano (derechos) y luego el fenómeno social (deseos) seguramente irán unidos pero jerarquizados. Sospechamos que los partidos políticos toman la democracia como un juego, una ocasión de jugar con los deseos de la población mediante intercambio de favores pero no con la firme voluntad de erradicación las profundas necesidades humanas, individuales y colectivas.
En vez de dividir al mundo mediante orden numérico (primer mundo, tercer mundo) clasifiquemos a la humanidad por derechos o necedades y por deseos o aspiraciones. Hay un mundo de necesidades y carencias (subdesarrollado) y otro mundo de deseos, saturación, abundancia y hastío Deseos). Pero la antropología viene en ayuda de la democracia. Los derechos se generan o se originan en la condición existencial del ser humano como ser necesitado, desamparado, incompleto. Los derechos vienen a remediar esa condición innata, originaria, extensiva y universal por y desde el nacimiento como es la justicia, la paz, la igualdad, la libertad, la seguridad, la sanidad, la educación, la protección. Dimensiones irrenunciables. Lo demás entra en la escala de lo deseable, opcional, diferenciable, prescindible, convencional y negociable. Deberíamos leer de nuevo la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU (París, 10 de diciembre de 1948) para distinguir unos de otros. La demagogia satisface deseos respetables, la democracia derechos irrenunciables.