Desmantelamiento de la Central de Zorita

04/11/2019 - 19:22 Redacción

No es ya hora de debatir sino de mirar al futuro apostando por las nuevas formas de generar energía de manera más ecológica y segura, sin olvidar a todas aquellas comarcas que han dependido de las centrales nucleares.

La primera central nuclear puesta en funcionamiento en España fue igualmente pionera en su desconexión de la red y desde entonces, año 2006, es objeto de un largo proceso de desmantelamiento que alcanza estos días un momento de gran simbología al haberse iniciado el desmontaje de su elemento más característico, esa cúpula roja que durante décadas la ha integrado en el paisaje provincial. Con un peso de 225 toneladas será troceada en 330 piezas en una actuación que dejará  los trabajos al 90% de ejecución. Dentro de un año, aproximadamente, se llegará al final del camino y la planta será un recuerdo, el de una época llena de hitos de producción, cifras para la estadística, generación de empleo y creación de riqueza para la zona que vivió de ella gozando de población, inversiones, infraestructuras, crecimiento y desarrollo. Los beneficios para el entorno, como sucede ahora en Trillo, han sido evidentes. Los argumentos en contra de este tipo de instalaciones y la apuesta por las energías limpias y renovables son también numerosos. No es ya hora de debatir sino de mirar al futuro apostando por las nuevas formas de generar energía de manera más ecológica y segura, sin olvidar a todas aquellas comarcas que han dependido de las centrales nucleares haciendo de ellas su fuente de vida. Cuando se produjo ese cierre funcional, hace ya casi catorce años, se elaboró un plan alternativo, se creó una plataforma de alcaldes, hubo compromisos políticos, pero hoy se apodera el silencio, la falta de respuestas, la desesperanza, mientras poco a poco va desapareciendo de su emplazamiento la central y la zona, afectada como tantas por la despoblación, teme por su porvenir, mirando de reojo a Garoña, en parada técnica, y sin nada a lo que agarrarse para seguir adelante. Durante todo este tiempo una media de 250 personas, la mayoría procedentes de Guadalajara, mantienen un puesto de trabajo siendo el desmantelamiento centro de interés para la comunidad técnica y científica del sector tanto a nivel nacional como internacional, recibiendo las instalaciones numerosas visitas desde muy distintos países. Todavía hay un ir y venir de coches. Queda tiempo para la reacción. Es responsabilidad de las administraciones ofrecer esa alternativa a todas esas personas y lugares que se quedan en un limbo.