Desmesura en política exterior

17/11/2010 - 00:00 Fernando Jáuregui

Me pareció lamentable, y más por cuanto aprecio desde hace largo tiempo al personaje, la interpelación del senador Juan van Halen a la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez. Tono vociferante, simplezas sonrojantes, mezclando chupas, ponchos y jamones con la tragedia en el Sáhara. Para eso mejor no hacer una sesión de control parlamentario al Ejecutivo... Hace tiempo dijimos que no todos los parlamentarios, ni los dirigentes políticos, pueden pretender que saben de política exterior; pese a ello, opinan sobre la jugada, como los espectadores de los toros desde la barrera o los del fútbol desde las gradas, casi como si expertos fuesen en los complicados meandros de la diplomacia. Y, así, nos encontramos con el 'número tres' del PSOE, Marcelino Iglesias, diciendo, tan tranquilo, a los periodistas que la 'marcha verde' tuvo lugar "en el setenta y tres o setenta y cuatro", demostrando un desconocimiento enciclopédico sobre asunto tan sensible, tan doloroso históricamente, para España. Y ahora, lo de Su Señoría... No sé si el senador van Halen, eximio poeta, a quien hasta ahora consideraba un prodigio de buen talante y tolerancia, es el más indicado para disparar sus dardos verbales contra la ministra, cuyos primeros pasos, por otro lado, han sido bastante criticados, y creo que con razón. Pero no puede ejercerse esta crítica a base de hablar de chupas, ponchos y jamones regalados a 'dictadores'. La política exterior es tejido delicado, al que hay que tratar con mimo y tiento: poco ayudan los que gritan que hay que romper con las dictaduras del mundo o que a Marruecos hay que aplicarle la mano dura. Más valdría un mayor consenso entre todas las formaciones en materia de política exterior, más cerebro, más dossieres y menos demagogia enrabietada. Y que, cuando haya que criticar -que ocasiones ya vemos que no faltan- la trayectoria de la nueva ministra, se haga con la mesura, el equilibrio y la dosis de sabiduría necesarios. Outsiders, abstenerse. O, al menos, modérense, hombre, que lo demás es dar armas a terceros.