Detractores

17/02/2024 - 12:48 Jesús de Andrés

 Antes de sacar los tractores a la calle deberían tener claro a qué se oponen pues corren el riesgo de ser detractores sin argumentos. Y de que les surjan detractores, a ellos, donde no los había.

Desconozco cuánto tiempo ha de pasar hasta que los protagonistas de las tractoradas acaben por cansarse. Mas allá de si se agotan antes o después, la sociedad ya se ha hartado de cortes de carreteras, de amenazas y de uso indiscriminado de la violencia, porque impedir a un ciudadano llegar a su trabajo o a su lugar de estudio es ejercerla. Sorprende sobremanera el despiste que se traen. En cuanto le ponen un micrófono a cualquiera de los manifestados y se les pregunta qué es lo que no les gusta de la Agenda 2030, lo más que he llegado a escuchar hasta el momento son balbuceos que dan vergüenza ajena. La Agenda 2030 es un plan desarrollado por la ONU, aprobado por 193 países (España, en tiempos de Rajoy, entre ellos), ideado para abordar los muchos problemas a los que se enfrenta la humanidad. En el caso de los agricultores y ganaderos, de lo que habla es de cosas como duplicar la productividad agrícola, mejorar los ingresos de los agricultores y ganaderos, acabar con el hambre, aumentar las infraestructuras en el ámbito rural o asegurar el buen funcionamiento de los mercados y su transparencia. Si hay que señalar algún problema a la Agenda es que no es más que un gran brindis al sol, un listado de buenas intenciones que se quedan en recomendaciones que, en su mayor parte, luego no se cumplen. En todo caso, deberían manifestarse por su cumplimiento, algo que jamás consentirán quienes los animan a salir a cortar el tráfico.

Son curiosas las paradojas que se producen con este y otros temas que afectan a la Unión Europea y sus políticas públicas. Late en el alma de las instituciones europeas un ánimo liberal. La UE tiene sentido como gran mercado liberalizado, en el que las mercancías transitan libremente, de ahí que podamos vender frutas y verduras a media Europa. A su vez, por otro lado, se alza la tradición socialdemócrata y democristiana que aboga por la intervención de los Estados para generar, o al menos mantener, al Estado de Bienestar: a través de la desviación de los impuestos para financiar las políticas agrícolas, por ejemplo. Se quejan los agricultores europeos de competencia desleal (siempre hay un país al sur al que victimizar), pero no recuerdan que son los grandes beneficiados, vía subvenciones, de las políticas europeas. Miles de millones de euros se reparten cada año en España, sin ir más lejos, de fondos de la Política Agraria Común, que supone el principal porcentaje de gasto de toda la Unión Europea. Antes de sacar los tractores a la calle deberían tener claro a qué se oponen pues corren el riesgo de ser detractores sin argumentos. Y de que les surjan detractores, a ellos, donde no los había.