Día de la Constitución
El viernes se dirán palabras bonitas sobre la Carta Magna pero son tiempos para la preocupación.
La conmemoración del 6 de diciembre es motivo del puente festivo preludio ya de unas fiestas navideñas que se anuncian con profusa decoración e iluminación. El ambiente y los ánimos piden disfrutar de estas fechas entrañables, embriagarnos de su espíritu. Sin embargo antes de ello debemos celebrar la Constitución, esa norma de normas que garantiza derechos y libertades, impregna principios y valores, y ha sido la causa de más de cuatro décadas de prosperidad, convivencia pacífica y avances sociales. El viernes se dirán palabras bonitas sobre la Carta Magna pero son tiempos para la preocupación. Con normalidad, en el debate político, nos hemos acostumbrado a encasillar a algunos partidos dentro del bloque constitucionalista con lo que estamos aceptando que los hay que se sitúan fuera de este escenario, que rechazan las reglas del juego democrático.Y así las cosas en estos días de aniversario vivimos tiempos de negociación para una investidura con Esquerra Republicana, y Junts Per Catalunya, que defienden otro modelo de jefatura de Estado, definen como principal objetivo un referéndum sobre independencia y afirman que volverán a repetir actos de desobediencia. No sabemos hasta dónde llegarán estas negociaciones y solo cabe confiar en el sentido de Estado del que ha hecho gala siempre el PSOE que continúa asegurando que los acuerdos se encuadrarán dentro de la Constitución. En todo caso resulta complicado de entender, aceptando la terminología, que los partidos constitucionalistas no lleguen a pactos para formar Gobierno alejando de toda influencia sobre el poder a esas formaciones que defienden posturas contrarias a la Carta Magna.
La repetición electoral por dos ocasiones ante la imposibilidad de investir a un presidente obliga, por otra parte, a perfeccionar el procedimiento que contempla actualmente la Constitución y las leyes electorales pensadas para una España con dos grandes partidos y pequeñas formaciones que servirían de apoyo puntual para alcanzar las mayorías necesarias. El pluripartidismo es una realidad que exige una modificación complicada. Sin embargo, como en el año 78 debemos encontrar lo que nos une, esa construcción de un futuro en común y llegar al consenso. Celebremos esta fecha con esperanza y agradecimiento a lo que supieron legar las generaciones que nos precedieron, un texto que ha permitido hacer de España un lugar mejor.