Diga lo que diga, me opongo
26/02/2013 - 00:00
Casi treinta años como responsable de TVE en las Cortes, te dan una perspectiva para obtener, a priori, el resultado global del debate sobre el estado de la Nación. Luego viene ese ejercicio de las empresas encuestadoras -sondeos para engordar la buchaca- a las que los hoolligans responden sin ninguna objetividad, siempre a favor del club de sus amores. En política, pues, la reflexión o la objetividad no existen; salvo en los países civilizados donde la democracia premia y castiga, palo y zanahoria, y el que se quede en medio, que arree. Viene esto a colación con motivo del último estado de la Nación -cuestión discutida y discutible-, en el que Rajoy, al que he venido criticado, antes y después del poder, por débil, fraile motilón en estas páginas, pero se ha de reconocer que apabulló al crispante Rubalcaba, que ha cogido cacho, como se dice ahora, a base de algaradas, mensajes SMS, prensa enfervorizadora de izquierdas, acosando desde ministros hasta el propio presidente del Gobierno, a imagen y semejanza de esas televisiones provocadoras que practican televisiones como T-5: - Mariano -mostrando la peineta de Bárcenas-, ¿estos son los modos del PP
? (sic). Tuteos, vejaciones, mofas, befas. Ni el periodismo -no todo, por supuesto- ha podido caer tan bajo ni la clase política -no toda- tan alta en materia de corrupción.
Eso sí, siempre en la misma dirección. Con qué espíritu pedagógico, ejemplarizante, puede manifestarse el socialismo cuando, desde el 34, tiene a sus espaldas episodios oscuros, y si me apuran, siniestros, incluida la alta traición. Con tristeza, estos días me recuerdan al 11-M, auténtico golpe de Estado, cercando e incendiando las sedes del PP (nunca sucedió a la inversa cuando el Gal, Filesa, Time Export, etc.), que en aquellas circunstancias ningún país habría autorizado los comicios. La sombra del químico prodigioso, pues, llega a los más diversos confines de la sociedad española. Claro que sus lugartenientes Valenciano, nada qué ver con mi santa madre guadalajareña, Francisca Castillo Valenciano, y Soraya la portavoz del PSOE, confunde su nombre y apellidos con Soraya Sáez de Santamaría debido a su permanente obsesión por el PP. Me entristece contemplar a una España cerril porque ha perdido unas elecciones. Agitación=revolución. Lo que no se ganó en las urnas, hay que ganarlo en la calle. Así no se endereza ni se proyecta una nación. Y hasta lo avalan Felipe González y Alfonso Guerra. PD.- ¿Cuánto odio al monarca cuando en los años 80 los socialistas se daban de ostias por fotografiarse con el Rey? Urdangarín es una pieza separada de la Casa Real.