Egipto no es Irán

04/02/2011 - 00:00 Rafael Torres

 
El momento dramático que vive Egipto, donde lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no se resigna a morir, está dando pie a un fenómeno inquietante. Algunas cancillerías, y en su estela algunos medios de comunicación y ciertos analistas, están instilando la idea de que la revuelta popular que pretende acabar con la dictadura de Mubarak es peligrosa en sí misma porque puede abrir las puertas al poder islamista. Concretan ese poder en los Hermanos Musulmanes, movimiento político religioso integrista de credo sunita fundado en 1928 y con notable predicamento en Egipto y en otros países de estirpe islámica. Este grupo, junto a los estudiantes y profesionales de clases medias que iniciaron las movilizaciones tras el chispazo que en Túnez logró derrocar al dictador Ben Alí, reclama dos cosas que ningún conocedor de la política egipcia consideraría extemporáneas: la renuncia de Mubarak y la convocatoria de elecciones libres. Lo que nadie discutiría si se tratara de un país "occidental" se les quiere negar a los egipcios bajo el pretexto del peligro potencial que supondría la eventual victoria en las urnas de este partido religioso. El argumento se espesa hablando de las consecuencias que dicha eventualidad supondría para las relaciones de Egipto con Israel. Dicho en corto, mejor que siga el régimen de Mubarak porque en términos geopolíticos es favorable a los intereses de Occidente. La "real politik" mostrando su cara más descarnada. Lo que rechazaríamos en Roma, o resultaría impensable en Londres, no importa que siga en El Cairo. Es una posición de un cinismo tan atroz que invita a la desesperanza. Porque aún siendo cierto que los partidos de componente islamista van ganando terreno en los países de Oriente Próximo, no lo es menos que frente al ejemplo de Irán puede aducirse el caso de Turquía, país cuyos gobernantes actuales pertenecen a un partido de raíces islamistas pero respeta el sistema democrático, convoca elecciones libres, no ha retirado a Turquía de la OTAN y ha pedido entrar en la Unión Europea. Egipto no es Irán. Dejemos que los egipcios decidan su destino en función de sus intereses. También ellos tienen derecho a ser libres.