El 20-N y la tela que cortar
29/07/2011 - 00:00
La decisión de adelantar cuatro meses las elecciones generales es acertada, pero por razones distintas a las exhibidas por el PP. Yo creo que el adelanto al 20 de noviembre tiene la virtud de cortar por la sano este proceso político asfixiante en el que vivimos desde hace más de un año. De momento, es un elemento muy saludable el corte radical a la insufrible paliza del PP con su exigencia incontenible de elecciones generales adelantadas. Se acabó. A partir de este momento, el principal partido de la oposición no va a tener más remedio que explicarnos lo que piensa hacer en el caso de que gane las generales. Porque hasta el momento, incluidas las primeras declaraciones de Rajoy tras el anuncio de Zapatero, ese partido no ha expresado nada más que generalidades y obviedades. Todos salimos ganando con el adelanto de las elecciones, me refiero a los españoles normales que aspiramos a que nuestros políticos se dediquen a trabajar en serio por este país y no a darse de garrotazos todos los días y por todos los temas, como si eso resolviera ni uno solo de nuestros problemas.
La encuesta del CIS acaba de proclamar que la tan cacareada presunta victoria del PP pertenece al mundo de las grandes incógnitas. Porque el CIS presenta un panorama según el cual nada hay decidido. La distancia en las preferencias electorales entre el PP y el PSOE se reduce en más de tres puntos y se queda en siete, ventaja que empieza a ser muy peligrosa para las expectativas del partido de Rajoy. La encuesta registraba el efecto Rubalcaba, sí, pero no el efecto Camps todavía, que puede hacerles bajar otros tantos o más puntos, camino del empate o del sorpasso. Vean si no los nervios desatados de los líderes populares al reaccionar contra la mencionada encuesta. Pero el CIS nos dice algo terrible para el PP: que Rubalcaba es el preferido por la mayoría de los españoles para presidente del Gobierno, por encima de Rajoy, el cual además sigue recibiendo una valoración bajísima, sobre todo ahora que ya no se tiene que comparar con la de Zapatero. De modo que hay mucha tela que cortar.
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