El abuso de los partidos produce berlusconis

16/05/2011 - 00:00 Andrés Aberasturi

 
Quieren una "democracia real, ya" y el domingo se concentraron en no pocas ciudades españolas de forma pacífica y sin más armas que sus voces y sus manos levantadas y abiertas. Parten de un hecho que -parece mentira- hay que recordar todavía: que la justicia, la sanidad, la educación etc. pertenecen al pueblo soberano y que en nombre de ese pueblo son los gobiernos, y los jueces en su caso, los que organizan, administran o imparten. Aquí ya nos hemos acostumbrado a hablar de co-pago como si la cosa se pagara entre dos: la Administración y nosotros. Y oímos al portavoz que el gobierno, cualquier gobierno, "ha hecho un gran esfuerzo presupuestario" Y tal parece que han sido los ministros o lo consejeros los que se han marcado el detalle de poner dinero de sus estimadas cuentas particulares para hacer una carretera, un hospital o un colegio. Pues no. No hay más dinero que el de todos los españoles, nuestro dinero y es nuestro dinero el que malgastan, escatiman o despilfarran no sólo los que nos representan elegidos por nosotros directamente sino también lo que se van de crucero gratis total, directivos de una caja de ahorros que luego quiebra.
 
    Aquí no hay mas recursos que los que cada uno aporta a las arcas públicas por las buenas o por la malas y el único deber de los administradores elegidos es justamente ese: el de gastar donde de verdad se deba y ahorrar donde de verdad se pueda. Pues esto, que es tan obvio, hay que recordarlo de vez en cuando de la misma manera que hay que recordarle al presidente del Constitucional que las sentencias que dicta las dicta en nombre del pueblo español que es el único detentador de la Justicia. Y aclarado esto, vuelvo al movimiento "Democracia real ya" al que se le colaron el domingo lo dichosos "antisistema" de siempre que no pararon hasta reventar -no lo lograron del todo- una manifestación que reivindica justo lo contrario: un sistema, el sistema democrático, pero de verdad, una democracia real, ya. Lo absoluto parece siempre difícil de alcanzar y tal vez resulte hasta imposible, pero de lo que no tenemos ninguna duda muchos de nosotros es que esta democracia nuestra -seguramente todas, pero a mi preocupa esta- es manifiesta y fácilmente mejorable; basta que los partidos volvieran a ser grupos de idealistas en lugar de empresas de poder y estuviesen dispuestos a renunciar a muchos privilegios o, lo que es lo mismo, a devolver a toda la sociedad muchas iniciativas que han ido usurpando.
 
   No vale con decir "somos los elegidos por el pueblo"; eso no legitima ni los abusos, ni los incumplimientos, ni mucho menos la corrupción y el control social de una democracia no puede limitarse a escoger entre unas cuantas papeletas cada cuatro años: de los archirepetidos cheques en blanco, ni uno. Por eso es bueno que surjan movimientos como estos y si son capaces de mantenerse al margen de la venta ideológica y dentro de todos los respetos dignos de ser respetados -nada más absurdo que esa afirmación de que cualquier idea es respetable- entonces es posible que los partidos empiecen a plantearse que no se pueden mantener en el Siglo XXI los esquemas de un pasado cuya degradación inevitable produce, tristemente, berlusconis.