El amigo escrachado

27/04/2013 - 00:00 Luis Monje Ciruelo

  
  
  
  ¿Sabes que me están escrachando?, me dice un amigo -¿Escarchando? -¡No, hombre!: escrachando -¿Escacharrando dices? -Ya veo que cada día oyes peor: que me han hecho un escrache. -¡Ah! Haber dicho acoso, hostigamiento, asedio, cualquier cosa mejor que ese argentinismo. Pero, ¿quién, porqué? ¡Si tú no eres político..! -Los chicos del Instituto. -¡Vaya! Se ve que la moda se extiende; explícamelo de una vez. -Verás: tengo fama de profesor hueso, de suspender mucho. ¡Chico! Es que yo no puedo soportar que un estudiante no estudie. El otro día, me disponía en casa a corregir un montón de ejercicios cuando oí un gran alboroto con mucha bulla en la calle, en mi misma puerta. Atisbé a través de los visillos y vi que era un grupo de muchachos, entre los que reconocí a bastantes de mi clase, de otros cursos y a muchos sin pinta de estudiantes.. Hasta tiraron cosas contra la fachada. Algunos portaban carteles y gritaban pareados: “¡Se puede, se debe/ que el profe nos apruebe!” “¡Me está dejando tieso/ que el profe sea un hueso!” “¡Alabín, alabán/ el profe un talibán!”Y al día siguiente otra vez, y entre ellos algunos adultos, quizá padres -¿Y qué has hecho? ¿Lo has denunciado? - ¿Para qué, si los políticos están aplatanados? Son unos blandengues. Lo mío es una anécdota al lado de los acosos a políticos para forzarles a cambiar su voto o impedirles que lo ejerzan. Es lo que imitan los chicos. Y se extenderá a otros sectores. Ya lo verás si el Gobierno y la Fiscalía siguen tan tolerantes. No sé a donde vamos a llegar”. Me despedí de mi amigo pensativo, pero me quedé con su última frase como un leivmotiv: “no sé a donde vamos a llegar”. Porque es verdad. No hacen falta nuevas leyes para impedirlo. Con las que hay basta. Pero hay que querer. No se puede gobernar temiendo siempre molestar a alguien. Y estoy pensando en los independistas, en su desprecio de las leyes, de las sentencias de los tribunales, del Estado español en concreto. De su cara dura para echar la culpa a España de sus errores e incompetencia. Uno piensa que los gobiernos tienen que ser firmes y deben hacer cumplir la Ley desde el primer momento, sin esperar a que la situación se encone. Porque si no, ya vemos lo que pasa con los escraches, repelente vocablo que significa, según la Real Academia, romper, destruir, aplastar, que es algo más que acosar. Por lo pronto el escrache ha llegado ya al domicilio de la vicepresidenta del Gobierno.