El año del conejo de agua
En el restaurante Jin Gu, en Usera, con una familia china comenzamos el Año del Conejo de Agua, que según el horóscopo será un año tranquilo y lleno de esperanza.
Invitados por unos amigos chinos y arreglados para inaugurar su fin de año, parte de mi familia y yo nos fuimos el día 21 a Usera, el Chinatown madrileño, dónde había un ambientazo con fuegos de artificio y pólvora a raudales. Sordos tras la mascletá final, llegamos al reservado del restaurante Jin Gu, donde esperaban los abuelos chinos, en un comedor con mesa giratoria, presidido por una gran réplica de la coronación de Luis XVI. Silenciosos, nos hicimos reverencias, hasta que llegaron los jóvenes, que hablaban español con la misma soltura que nosotros y el protocolo se relajó. Cenamos y brindamos. El abuelo abrió un estupendo vino de Rioja y fue todo encantador. Me hubiera gustado ser un poeta para hacer un verso a cada plato que nos presentaron y de cuyo número perdí la cuenta cuando iba por el veintisiete, un enorme rodaballo sumido en aguas turquesas, todo lo que había era exquisito, aunque lamenté no probar unas lenguas de pato crujientes y suculentas.
Los niños y la pequeña Emma, educadísimos, comían en silencio mirando sus móviles. Eran un dibujo de cuento, los ojos rasgados, el pelo brillante y una boca pequeña y diseñada para la sonrisa. Sus padres y tíos son jóvenes, guapos e inteligentes. Con esta familia feliz comenzamos el Año del Conejo de Agua, según el horóscopo será un año tranquilo y lleno de esperanza.
Estos días me he acercado a la cultura china, he leído a los Poetas Brumosos, modernistas que escribían versos demasiado oscuros para la sensibilidad de Mao y éste les obligó frenar su inspiración y dar un sentido más social al poema:“La Luna sigue a la Tierra/ La Tierra sigue al Sol/El petróleo sigue nuestros pasos/ Y nosotros siempre seguiremos al Partido Comunista”. ¡Así son los políticos! Mao buscaba propaganda gratis y me recuerda bastante a Pablo Iglesias, gran estadista, que antes llevaba coleta y ahora quiere abrir un Supermercado del Pueblo para competir con Mercadona, aprovechando que su pareja tiene experiencia en el sector alimentación.
Los Poetas Brumosos acabaron en el exilio, no sé dónde acabaría esta colaboradora si triunfa la sinrazón. Quizá sea mejor dedicar mis estudios a Li Po, anterior a los Brumosos y lírico inventor del botellón: “Tomo una botella de vino /y me voy a beberla entre las flores. /Siempre somos tres, /Contando a mi sombra y a mi amiga la luna”.