El antiguo mercado de agricultores y ganaderos en la plaza de Santa Clara en Guadalajara

03/03/2024 - 13:01 Eduardo Díaz

La ciudad de Guadalajara a lo largo de su dilatada historia ha tenido numerosos mercados conservándose en la actualidad el tradicional de los martes. Recordamos la historia.

Por Eduardo Díaz

En el año 1253 el Rey Alfonso X “ el Sabio”, desde su Palacio en Sevilla, concedió a la ciudad de Guadalajara el privilegio de la celebración de una feria de primavera con una duración de quince días. El lugar para la celebración de esta histórica feria y mercado fue una explanada a la entrada a la ciudad que a partir de ese momento pasó a denominarse como Plaza del Mercado, actual plaza de Santo Domingo. Años más tarde el propio Rey Alfonso X otorgó nuevamente a la ciudad arriacense otra feria en otoño para la celebración de la festividad de San Lucas.

En el siglo XVI el Rey Felipe II, como agradecimiento a la ciudad de Guadalajara por acoger su boda con la francesa Isabel de Valois el 2 de febrero de 1560, otorgó la concesión del mercado el martes de cada semana. El lugar escogido fue la Plaza Mayor y a lo largo de sus amplios soportales se colocaban los mercaderes ofreciendo sus productos.

En 1888 el Consistorio Municipal de Guadalajara recepcionó el nuevo mercado municipal de Abastos, diseñado por el arquitecto Mariano Medarde. Su ubicación fue en la plaza de la Virgen de la Antigua. En su interior se albergaron los puestos para la venta de todo tipo de alimentos e igualmente las frutas y verduras. En el exterior se dispuso de una amplia lonja cubierta que se apoyaba a través de columnas de hierro forjado y era el lugar elegido para la celebración del tradicional mercado de los martes. En la actualidad el mercado de los martes se realiza en los alrededores de la Plaza de Toros. 

De manera espontánea, una vez finalizada la  Guerra Civil, en la plaza en donde había estado antiguamente el convento de Santa Clara comenzó a desarrollarse un curioso mercado al cual acudían los agricultores y ganaderos de Guadalajara, así como de los pueblos de la provincia. Era tal la aglomeración de tratantes en la zona baja de la Calle Mayor que la Guardia Urbana se veía obligada a acudir a este singular mercado para dirigir el tráfico de vehículos y autobuses urbanos. En los alrededores de este peculiar mercado se encontraban los bares Bilbao, Soria, Río, el cual sigue abierto siendo el de mayor antigüedad de Guadalajara, y el majestuoso Hotel España. En estos lugares de hostelería se firmaban las compras y ventas de terrenos de labranza, cabezas de todo tipo de ganado, e incluso a veces un apretón de manos era suficiente garantía para realizar los tratos.

  

Muchos de los trabajadores del campo de la provincia se trasladaban los martes al mercado de tratantes, recibían encargos de las gentes de sus pueblos para comprar comestibles en la tienda de ultramarinos de Abdón Fraile, boinas y gorras de la Sombrería de Juan Ruiz, dulces y pastas de la Confitería Guajardo y tabacos de la Viuda de Marqués. Eran muy frecuentes, igualmente, las animadas tertulias realizadas en corrillos en donde se analizaban los asuntos políticos que afectaban al campo, así como las previsiones de lluvia tan necesaria para los campos.

Con el paso del tiempo, y ante la disminución de actividades agrícolas y ganaderas, el mercado tradicional de los martes en la llamada plaza de Santa Clara, fue perdiendo actividad disolviéndose definitivamente a finales del siglo XX. Ello trajo consigo el cierre de los comercios tradicionales anteriormente mencionados a excepción del Bar Río.