El antiguo monumento del alférez Jorge Porrúa en el barrio de los Manantiales
El monolito en honor a Jorge Porrúa se convirtió en un símbolo del barrio de los Manantiales, pero con el paso del tiempo se fue deteriorando y sufriendo numerosos actos de vandalismo. Te contamos la historia.
En el año 1833, en el antiguo palacio de los Marqueses de Montesclaros, se instaló la Academia de Militares Ingenieros de Guadalajara. Debido al avance de las tropas Carlistas que procedían de Navarra en marzo de 1937, con la intención de tomar Madrid, fue trasladada de manera provisional a la capital de España. Regresó la Academia de Ingenieros a la ciudad arriacense de manera definitiva en agosto de 1840.
En la tarde del 23 de abril, seis alféreces, alumnos de la Academia de Ingenieros de Guadalajara, dirigidos por el profesor José Martínez Sánchez, se dirigieron a caballo a la Escuela de Prácticas de Equitación a orillas del río Henares y a pocos metros del Cuartel de Aerostación. Una vez que se encontraban realizando las prácticas, uno de los caballos montado por el alférez Álvarez Builla, se desbocó y lanzó al agua al jinete siendo arrastrado por la corriente. Ante las súplicas de socorro de su compañero, el alférez Jorge Porrúa y Moreno del Villar se lanzó rápidamente al agua para intentar salvar la vida de su compañero. Momentos después ambos alumnos de la Academia de Ingenieros de Guadalajara desaparecieron bajo las aguas y morían ahogados en el antiguo paraje de la Talla Huerta de Bradi, en lo que hoy es el barrio de los Manantiales. Una semana después del trágico suceso, sus cuerpos fueron encontrados en la orilla del río Henares, extraídos por el oficial de la Sección de Cuentas de la Diputación Provincial de Guadalajara, Carlos Baquerizo Osona. Al día siguiente se celebró el funeral por el eterno descanso de ambos alféreces, oficiado por el capellán de la Academia de Ingenieros, con la actuación de la banda de música de dicha institución militar que entonó al final del funeral la marcha “ La Muerte no es el Final”.
Meses después y en el mismo lugar en donde se había producido el ahogamiento de los dos alumnos militares se levantó un sencillo monumento para conmemorar la heroica actuación del alférez Jorge Porrúa. Fue inaugurado de forma oficial el 9 de septiembre de 1877. El acto fue presidido por el director de la Academia de Ingenieros de Guadalajara, el coronel Pedro Vives, oficiándose una misa de campaña por parte del obispo de Sigüenza, Manuel Gómez Salazar.
El sábado, 9 de febrero de 1924, un pavoroso incendio destruyó la mayor parte de la Academia de Ingenieros de Guadalajara, lo que supuso un auténtico mazazo para la sociedad de Guadalajara, ya que con el tiempo la Academia de Ingenieros fue trasladada a Segovia.
El monolito en honor a Jorge Porrúa se convirtió en un símbolo del barrio de los Manantiales, pero con el paso del tiempo se fue deteriorando y sufriendo numerosos actos de vandalismo. Por este motivo en 2005, el pequeño monumento fue retirado del lugar por operarios municipales y se depositó en el antiguo vivero municipal de la carretera de Marchamalo, que es donde se encuentra en la actualidad.
El 7 de mayo de 2019, la Junta de Gobierno Municipal del Ayuntamiento de Guadalajara, acordaba donar los restos del monumento del alférez Jorge Porrúa al Ministerio de Defensa para su reparación, con la condición de que se volviera a colocar en la ciudad de Guadalajara. En la actualidad los trámites para su reparación se encuentran paralizados, pero existe mucha ilusión entre los vecinos del barrio de los Manantiales para que el monolito sea reparado y vuelva a su lugar de origen.