El AVE a Alicante

14/07/2013 - 00:00 Pedro Villaverde Embid

  
  
 
  Cumpliendo ya con una tradición veraniega- pasar unos días en las tierras levantinas de Benidorm- cogíamos este año casi recién estrenado ese tren tan rápido que hace pocos días a bombo y platillo inauguraban grandes autoridades, entre ellas nuestra presidenta regional. Sabíamos que a poco más de dos horas de Madrid encontraríamos buen clima, aguas cálidas y mucha gente con ganas de disfrutar del ocio y la fiesta. Y así ha sido. Una decena, mal contada claro, de alcarreños nos hemos cruzado paseando por la playa e incluso tomando una copa en la terraza de nuestro hotel. Pero también volvemos con la decepción de comprobar que no es oro todo lo que reluce. Nos referimos al citado AVE. Muchas y acaloradas son las quejas sobre el servicio que hemos escuchado estos días. La primera, las constantes averías que sufre, consecuencia, nada menos, de que son los más viejos de la flota los que han dejado para Castilla-La Mancha en lo que parece otro insulto a nuestra tierra. El anterior al que viajamos, este mismo viernes, estuvo un cuarto de hora parado con casi cuarenta grados de temperatura en su interior, abriendo las puertas para que la gente pudiera bajarse. No era la primera vez. En el de vuelta se reventó un cristal por el contraste de temperaturas, adujeron, y tuvieron que cambiar a viajeros de vagones. Las incidencias, cuentan, son habituales. Los sillones están tapizados como aquellos Cercanías en los que viajábamos a la Universidad dando hasta un cierto repelús, los videos se proyectan en inglés, subtitulado en español, ideal para el turista mayor que viaja a Alicante, y en la llamada zona preferente se viaja marcha atrás, estupendo para los que se marean, no hay periódicos- dejan algunos en la cafetería- y no sirven comidas como si se hacía en los llamados Altaria. Ni siquiera hay una cierta distancia con el que se sienta delante. Los precios, en cambio, tanto de los billetes como de los alimentos y bebidas del bar son bastante elevados. Es de lo poco, junto a la puntualidad, en lo que están a la altura de un gran servicio. Se ríen de la gente, dando, además, un gran rodeo, para parar en Albacete y Cuenca. Aun así seguimos pensando que estos trenes es de lo mejor que se ha hecho en España en las últimas décadas, modelo a imitar. Pero, un poco de por favor.