El cambio que viene

Más allá del triunfo sobrado de CiU, circunstancia que permitirá a su líder, Artur Mas, ser el nuevo presidente de la "Generalitat", tengo para mí que el rasgo más descollante de lo ocurrido en Cataluña es la debacle del Partido Socialista. El peor resultado en treinta años. Una derrota que apareja un mensaje político para el resto de España: es el primer episodio de un cambio político de tendencia. La ganancia del Partido Popular, tanto en votos como en escaños, vendría a corroborar esta impresión. No olvidemos que el PP, como impulsor que fue del recurso contra el Estatuto ante el Tribunal Constitucional, estuvo expuesto a una abrasiva campaña política y mediática de desgaste. Campaña que, a la vista de los resultados, no hizo mella en la parte del electorado que se siente catalana y española al mismo tiempo. En ese segmento habría que ubicar a algunos miles de personas que en anteriores comicios votaron al Partido Socialista y esta vez o se han abstenido o han votado a los populares. Lo cual induce a pensar que más que en perfiles "identitarios", una parte importante de los electores han acudido a las urnas con la idea de castigar a quienes no han podido o sabido atajar la crisis económica y el paro y, desde el "tripartito", con el estímulo de Zapatero, se embarcaron en iniciativas "soberanistas". La crisis económica ha pasado su primera factura política seria. Las demás vendrán después. Lo que viene ahora, como digo, es un cambio de ciclo. El más que probable principio del fin del ciclo de gobiernos socialistas encabezados por Rodríguez Zapatero.