El cazador cazado

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El comentario
FERNANDO ALMANSA, Periodista
Mucho ha llovido desde que Adam Smith, moralista y padre del liberalismo económico, escribiera aquello de “no es el interés por los otros lo que hace que el cervecero o el carnicero se afanen por sus negocios, sino el interés por su propio lucro…”. Y con las muchas lluvias que han caído, mucho se ha escrito sobre le libre mercado y su importancia para el desarrollo de los pueblos, poniendo éste, a la altura de los otros gran pilares, que teóricamente sustentan el progreso de la humanidad: la democracia y el respeto a los Derechos Humanos.
Sin embargo esta tercer sostén del trípode mágico, ha sido y es cuestionado frecuentemente por quienes creen, y creemos, que el contexto en el que Adam Smith lanzó sus teorías liberales, es bien diferente del contexto actual, donde la iniciativa propia, y el legítimo interés individual como motores del progreso económico social, se han visto suplantados por la codicia ilimitada de multinacionales, la falta de escrúpulos de holdings financieros, y la desregulación de los mecanismos más básicos de control del mercado internacional.

El acaparamiento de bienes esenciales por grandes grupos de poder económico y político, el surgimiento de grandes oligopolios, que acaban derivando en monopolios tras fusiones , refusiones, OPAs y absorciones, dejan muy atrás la reflexión del carnicero de barrio de Edimburgo o del cervecero londinense, que el escocés Smith ejemplarizó.

Pero a pesar de ello, el ecosistema de depredadores liberales, sigue pujante, hasta que el máximo carnívoro, el cazador por excelencia se ve acorralado por el mismo arma que el promocionó. Así cunado se pide desde los sectores empresariales “un paréntesis en el libre mercado”; o la economía liberal por antonomasia, Estados Unidos se convierte en una economía intervencionista, estamos ante el cazador cazado, que comprueba tras un largo camino, que el mecanismo liberal llevado a su extremo se mata a si mismo.

Resulta paradójico oír de un gobierno “socialista y obrero” que el libre mercado no lo toca ni Adam Smith si levantará la cabeza, mientras se oyé a la CEOE pedir a gritos que se revise el modelo, ahora que vienen mal dadas.
¿Servirá todo ello, para replantear una nueva economía más social, más real y mas inteligente, que la estúpida, codiciosa y avara economía del liberalismo a ultranza, que no se lo creen ya ni sus más entusiastas predicadores?.