El concierto del verano

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El comentario
ENRIQUE G. JORDÁ - Periodista
Muchos son los eventos musicales que se prodigan en el verano en ciudades y pueblos, pero sin ninguna duda y por su peculiar singularidad, el concierto acontecido la pasada semana en el ordenado y tranquilo patio del Ayuntamiento de Sigüenza, rebasó los límites de la genialidad y del buen hacer musical.
Álvaro Huertas interpretó tres suites para violonchelo (la Nº 2 de Bach, la Nº 2 de Reger y la de Gaspar Cassadó), tres composiciones nada fáciles de descifrar que fluyeron en la tarde saguntina, entre un arco, cuatro cuerdas y un alma, y por las que estoy convencido, suspiraron de satisfacción las medievales piedras serranas. Sí, ya se que existen otras músicas, pero están en ésta. Extraordinaria ejecución y sublime concierto. Para el nutrido grupo que asistimos, siempre quedará la frase de “yo estuve allí”.

El Profesor Huertas forma parte del elegido elenco de eminentes profesores, algunos del Conservatorio de Guadalajara y otros llegados de reconocidas instituciones musicales españolas, que impartieron en la ciudad de Sigüenza, el 4º Curso “Aldebarán” de Música. Curso en el que 50 alumnos con edades comprendidas entre los 6 y los 18 años, la mayoría de la provincia de Guadalajara, pero también de otras comunidades españolas, trabajan, aprenden y evolucionan en el difícil y complejo pero bellísimo arte de la música. Las notas emitidas por pianos y violines, violas, violonchelos, flautas y contrabajos, envolvieron durante ocho días el reposo del doncel.

El verano es una estación pródiga en cursos, los hay de todo formato, condición, edad y para todos los gustos. ¡Bienvenidos sean! Pero hay algunos que por su carácter educativo y pedagógico, trascienden el mero entretenimiento y ocio –que también los tiene este– para ahondar en la formación de aquellos que quieren aprender.

No es fácil montar un curso de estas características y sería totalmente inviable su existencia sin los apoyos de instituciones que colaboren en su puesta en marcha. Un acierto que posibilita, no sólo la realización del curso, sino la proyección del evento en muchos sentidos, desde el institucional hasta el turístico. Sigüenza, además de su tangible historia, se está haciendo un importante hueco en el mundo de la música. Cursos de la prestancia del “Aldebarán de Música” lo corroboran. El mundo de la música, en la medieval Sigüenza, está vigente desde sus orígenes. ¡Si las piedras de la imponente catedral pudiesen comunicarse, lo harían con multitud de melodías! No olvidemos que el recostado doncel, con toda seguridad, leería escuchando música.