El día de la ilusión
01/10/2010 - 09:45
Editorial
Llega el final de las vacaciones pero para dejar un regusto dulce nos despedimos de las fiestas navideñas con la celebración del Día de Reyes. Aunque sus orígenes son un verdadero misterio, su rastro nos lleva a la Biblia, al capítulo dos, versículos uno al doce, del Evangelio de San Mateo.
En este espacio se narra el camino que hicieron unos Magos del Oriente, guiados por una estrella, hasta llegar a Belén para visitar y ofrecer regalos al recién nacido Jesús. Pero, aunque en esas escrituras no se explica de dónde proceden, todo indica que vinieron de Babilonia o Persia, donde los magos ejercían una gran influencia. Existen muchas teorías que intentan profundizar lo que está escrito en la Biblia, pero lo que sí sabemos es que, con el tiempo, sus majestades los Reyes Magos se convirtieron en unos personajes muy queridos por todos los niños. De hecho, podríamos decir que la celebración de la adoración de los Magos al Niño Jesús se ha convertido en uno de los festejos tradicionales y religiosos más importante de las costumbres católicas de nuestro país, que trata de sobrevivir entre el consumismo ansioso que le relega a un segundo lugar en la Navidad. De hecho, el sentido más religioso de la costumbre se ha ido quedando en un segundo plano porque hoy día a los Reyes los anuncian las grandes compañías que venden juguetes donde los Magos supuestamente los compran. Es decir, es un día más para vender a costa de los sentimientos de los niños. Sin embargo, en la víspera de hoy miles de pequeños esperaron con ilusión a los Reyes de Oriente echándose a la calle para poder ver en las múltiples cabalgatas alguno de los regalos que, de forma inexplicable, acabaron bajo los árboles navideños de sus hogares. Son esas caras de ilusión e inocencia las que acaban justificando muchos de los gastos que hacen los mayores y que ahora habrá que redimir en la tan temida cuesta de enero.