El día después de las elecciones sindicales en Educación

31/12/2010 - 00:00 Antonio de Miguel Antón

Estoy de acuerdo con el presidente de la fundación Educación y ciudadanía en el “perverso circulo” en el que estamos dando vueltas y del que algunos estamos un poco mareados ya. Sí, profesor, por un lado están los sindicatos: sus abusos de condición de liberado, sus negativas a la sanísima práctica de autocrítica, sus actuaciones de “vale todo” por ganar la campaña electoral, sus mentiras al decir que no reciben subvenciones y proclamar que han conseguido ellos tal o cual mejora, sus “sombras de dudas” ante informaciones muy sesgadas, sus carreras desleales por conseguir más afiliados, su poca independencia al estar muy apegados a ideologías y orientaciones socio-políticas muy evidentes y por supuesto por estar demasiado ocupados en sus proyectos de poder y no de sindicalismo real y sincero: defensa del trabajador, mejora de sus condiciones laborales y sus retribuciones. Por otro lado estamos nosotros, los profesores: los que no participamos, los decepcionados, los que no nos implicamos en las responsabilidades civiles, sociales y laborales, los que no nos posicionamos, ni opinamos, los que no nos comprometemos, los que no nos mojamos y por supuesto de mancharse ni hablamos. Siempre he creído que los cambios han de venir de dentro de cada uno, a nivel individual y no de forma colectiva. Tendremos que cuestionarnos esta posición pasiva y hacer un ejercicio de reflexión. De esta forma reinventaremos un modelo más justo, cercano y no tan abusivo. Aquí, la única “trampa” que hay es la de los partidos políticos y sus innumerables tentáculos que buscan proyectos de poder y no de país; los políticos viven demasiado ocupados en sus proyectos de poder como para ocuparse de un país. Los sindicatos viven demasiado ocupados con sus intereses personales, son su servilismo y son sus carreras competitivas. El día después, hemos de hacer autocrítica y una puesta a punto; pero claro, con valentía, con trabajo, con compromiso de la verdad y de una forma honesta y no interesada. Yo estoy por la labor, ¿y ustedes?. . .