El dilema árabe

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

LA MIRADA INDISCRETA
DAVID MATHESON PERIODISTA
Hace unos días yo tenía la intención de compartir la Nochevieja con unos amigos en Amman, pero al final la cena no se realizó. Como muchas de las celebraciones en la capital jordana y en el mundo árabe, la fiesta fue cancelada en solidaridad con el sufrimiento del pueblo palestino en la franja de Gaza.
Tanto el rey como la reina salieron en los medios para donar sangre a los hospitales palestinos y expresar su cólera contra los bombardeos israelíes de civiles inocentes. Son gestos comprensibles, pero conllevan una pregunta: ¿por qué no ha tenido más peso el mundo árabe en el conflicto de Gaza? Es evidente que Hamás necesita amigos y aliados, pero ¿dónde están?
Desde su fundación en 1948, cada país árabe ha adoptado su propia postura respecto al Estado hebreo, dejando al pueblo palestino abandonado a su suerte. En el momento actual, todos los miembros de esa órbita condenan a Israel con una voz unánime, pero se escucha un menor respaldo hacia Hamás y no aparecen ni ideas concretas ni un planteamiento único sobre cómo acabar con el ciclo de violencia. Después del fracaso de las últimas negociaciones serias entre los dos bandos en 2000, los saudíes avanzaron unas propuestas importantes. Sin embargo, su plan para la paz ha quedado en aguas de borrajas desde entonces. No ayuda a la unidad árabe la existencia de una profunda división entre los sectores del territorio palestino: la enemistad entre Hamás en Gaza y los líderes de Fatah que controlan la Autoridad Palestina en Cisjordania es intensa. Hamás considera a Fatah un grupo corrupto y traidor por su colaboración con Tel Aviv y Fatah a Hamás un movimiento peligrosamente radical. Los países colindantes tampoco albergan demasiada simpatía hacia Hamás porque amenaza la frágil estabilidad de la zona. Hace unos años, tanto Egipto como Jordania llegaron a unos acuerdos con Israel y en la actualidad sus problemas políticos domésticos provienen de la corriente radical y transárabe conocida como la Hermandad Musulmana. El conflicto en Gaza está animando la Hermandad y amenazando la quietud en países moderados como Jordania y Egipto, para disgusto de sus respectivos gobiernos.

El dilema al que se enfrentan ambos – solidaridarse con el pueblo palestino sin alentar a Hamás – es compartido por muchos otros estados en la región. Y no hay solución a la vista.