El empleo y la agenda social

03/04/2011 - 13:37 Francisco Muro de Iscar

 
El ministro "estrella" no debería ser Rubalcaba sino Valeriano Gómez, dado que ni Elena Salgado, la economía en sus manos, ni Chaves, las autonomías y el gasto territorial, parece que vayan a aportar nuevas ideas para salir de la crisis o recortar el gasto público. Incluso José Blanco, siempre punzante pero listo, acaba de decir que "es verdad que hay unos pocos más de desempleados (sic), bueno o bastantes más" en lo que no se sabe si es un lapsus, una ofensa al sentido común de los dos millones más de parados de los últimos tres años o una consigna de la nueva etapa donde la comunicación -o la propaganda- deben tener el papel protagonista. Aunque es importante contar bien lo que se hace, lo trascendente es hacer algo. El presidente Zapatero ha puesto énfasis en la nueva agenda social. Tendrá que explicarlo. La mejor agenda social sería la que pusiera las condiciones adecuadas para que los empresarios crearan empleo, la que cambiara el fracaso escolar por una educación exigente y de calidad y la que reforzara los presupuestos para invertir en I+D+i. Lo demás, es accesorio. El primer objetivo del ministro de Trabajo debería ser reducir las escalofriantes listas del paro, emprender una reforma del INEM, que es un lastre y no incentiva el empleo, abrir un debate serio y profundo sobre el estado del Bienestar que no nos podemos permitir, abordar la reforma de las pensiones y hacer una auditoría de cómo nos gastamos miles de millones de euros en formación -fundamentalmente administrados por la patronal y los sindicatos- y, sin embargo, no formamos mejor, todo lo contrario, a nuestros parados o a quienes deberían cambiar de empleo. Cada uno de esos asuntos daba para un ministro estrella. El Instituto Nacional de Estadística acaba de demostrar con datos lo que Cáritas, esa espléndida organización de la Iglesia Católica, viene denunciando desde hace años: el 20,8 por ciento de la población española -según el INE un punto más que en 2009- vive bajo el umbral de la pobreza, es decir, con menos de 500 euros al mes. Ni para comer. Casi diez millones de españoles. Hay millón y medio de familias donde ninguno de sus miembros trabaja ni cobra algún subsidio. ¿Cómo se arregla eso? Desde luego con la solidaridad colectiva y con el apoyo de tantas ONGs como la propia Cáritas que cubren todo lo que el Estado es incapaz de asumir. Pero las redes sociales también se van a deteriorar y el sistema es insostenible a medio plazo si no se actúa sobre el mercado educativo y sobre el mercado laboral, sobre el déficit público y el excesivo gasto de las Administraciones de una manera profunda y pactada. Entre nuestros problemas laborales no esta el coste del despido, sino la burocratización e inutilidad de instituciones como el INEM, la desincentivación de la contratación frente a la tal vez excesiva duración del subsidio de desempleo -hay parados a los que no les compensa trabajar y dejar de cobrar el paro-, etc. Una reforma en serio para crear empleo. Esa debería ser la agenda social.