El Estado de Derecho y ETA

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

MÁS QUE PALABRAS
Esther Estéban - Periodista
“Manoli vente para acá rápido que a tu marido le han hecho algo”. De esta forma se enteraba ayer (por hoy) la esposa de Ignacio Uria Mendizabal, de que su marido era la última victima de la barbarie etarra.
El empresario, de 70 años, había acudido como todos los días al restaurante Kiruri, de Azpeitia, la localidad donde residía. Era un hombre de costumbres fijas, un vasco bien, de esos firmes como un roble y muy querido en la zona. “Amigo de sus amigos y siempre con una sonrisa en los labios”, dicen quienes le conocieron. ¿Su pecado?... Pues según el manual de terror de esa panda de mafiosos era ser el responsable de una de las empresas adjudicatarias del Tren de Alta Velocidad, cuyas instalaciones ya fueron saboteadas en marzo y que los del pasamontañas y el tiro en la nunca han querido convertir en aviso de navegantes. Los terroristas, descabezados en su liderazgo tras la detención de Txeroki, han querido una vez mas dejar claro que tienen capacidad de reacción y han utilizado la forma mas cobarde y miserable, buscando un objetivo fácil, un anciano sin escolta, y confiado que todos los días se reunía en el mismo sitio con un grupo de amigos a tomar un café cerca de su casa. Ellos no cambian, sus métodos fascistas son los de siempre y en su locura de sangre y terror pretenden disfrazar de ideología, la extorsión, el secuestro y el asesinato como si mancharse las manos de sangre inocente resultara mas digno, mas higiénico mas justificable si se hace en el falso nombre de una ensoñación separatista que por cualquier otro motivo. Ellos no cambian y nosotros, los demócratas, tampoco. Nuestra reacción frente a su acción sigue intacta, inamovible e invulnerable y ellos deben saberlo. Nosotros no empuñamos armas, pero nuestra arma mas poderosa y letal es la ley y su aplicación con toda la fuerza y también con toda la dureza del estado de derecho. Nosotros jamás emplearemos la ley del talión - esa que ellos utilizan ejecutando a los suyos cuando dejan de estar sometidos a su dictadura-, pero ni nos quebraremos ni nos humillaremos ni retrocedemos un ápice frente a sus amenazas. Somos mas, somos mejores y ellos, los “del gatillo fácil” deben saber que nuestra firmeza no es, ni será moneda de cambio. Ya no podemos cometer errores del pasado, ya no estamos en los tiempos de Lemoniz, Itoiz o Leizarán cuando nos flojearon las fuerzas. Hay que decirles alto y claro que ¡No pasarán! Que si su estrategia es frenar cualquier avance en obras de infraestructura porque en su mente retorcida creen que la evolución desestructura Euskal Herria, nosotros no consentiremos que nos sitúen en los tiempos oscuros, esos años de plomo en los que teníamos que enterrar a los nuestros en silencio y a escondidas.. ¡ Nunca mas!