El euro tiene un precio

10/12/2011 - 00:00 José Luis Gómez


  La cumbre del euro se ha saldado con más control presupuestario en la UE y la autoexclusión del Reino Unido, cuyo solitario primer ministro ha eximido a la todopoderosa City londinense de la regulación financiera comunitaria. España se suma así a un nuevo tratado sobre disciplina fiscal que puede tener su eficacia en un contexto de política neoliberal, pero que no aclara cómo eludir la recesión ni la falta de crecimiento, algo indispensable para un país con una elevada tasa de paro. Mientras se aguarda del BCE que siga adoptando medidas como su inyección de liquidez a la banca, ya ha quedado claro que cualquier país con déficit superior al 3% del PIB será 'intervenido' y sancionado automáticamente.

  El euro tiene un precio: la supervisión estricta del gasto. La decisión europea, secundada por España, se presenta como la manera de evitar el colapso, sin dejar de ser una medida insuficiente. La hoja de ruta de Alemania para España ya la conocemos, con nuevos ajustes en tres frentes: el financiero, en busca de la liquidez con recapitalizaciones y fusiones; el laboral, con salarios a la baja y contratos más flexibles, y el del gasto, con recortes para cumplir el objetivo de déficit. ¿Pero bastan los recortes actuales del sector público para resolver los despilfarros del pasado? Economistas como el premio Nobel Joseph E. Stiglitz creen que no.

  En la práctica, Europa da rienda suelta al BCE para la compra de bonos a cambio de un acuerdo fiscal, que obliga a hacer severos ajustes. Pongámonos, pues, en ese caso. ¿Hay riesgo de recesiones más profundas con tantos recortes? Sin medidas de acompañamiento, todo indica que sí, lo cual es negativo para España, donde es fundamental el crecimiento, debido a su elevado nivel de desempleo.

  Mediante una cesión de soberanía fiscal se tiende a preservar la unión monetaria, pero está por verse que con eso baste para que la UE se mantenga como una gran potencia económica, comercial y monetaria. Porque la verdad es que algunos países de la eurozona, entre ellos España, están ante una crisis de balanza de pagos. En España, por ejemplo, el problema más grave no es el déficit, ni la deuda pública, lo es la deuda privada y generar menos ingresos que pagos al exterior. Dicho en pocas palabras, el país tiene desequilibrio comercial y financiero. Y todo lo demás es una consecuencia. Sin crecimiento no hay futuro.