El final del verano

31/08/2019 - 12:54 Pedro Villaverde Embid

Ciertamente, para los que esperamos con ilusión cada año los meses del estío, el 31 de agosto resulta una fecha abrumadora, no podemos ocultar nuestro disgusto.

 Es cierto que restan veinte días, más o menos, para que la estación del otoño apague nuestra alegría veraniega, lo es, en nuestra provincia, que queda un importante impulso festivo, en torno al 8 de septiembre, con epílogo azudense, incluso que a lo largo de septiembre seguirá el buen tiempo, pero no es menos verdad que el verano, tal y como lo entendemos, concluye este fin de semana con la gran operación retorno de la DGT. Colegios e institutos vuelven a la actividad, primero el profesorado para ir preparando el curso, pronto los alumnos, y aunque muchos proyectos, iniciativas o reuniones, en lo que a nuestra capital se refiere, quedan aplazados a después de las ferias, que lo llenarán casi todo, como dice la canción, ‘el final del verano llegó’.

  Cada día se acortan los minutos de luz, las piscinas municipales cierran sus instalaciones, no se habla de viajes, los pueblos vuelven a su tranquilidad o soledad, y los psicólogos o sociólogos apuntan a eso que llaman ‘depresión pos vacacional’, estado de ánimo que padecemos cuando somos conscientes de que la relajación de horarios, los despertadores apagados, la bolsa de baño en alguna esquina y los niños felices correteando, tienen las horas contadas. Anochece cada vez antes, el ocio da paso a la obligación, el bronceado a las ojeras, el buen humor al estrés y las prendas de abrigo vuelven a estar a la vista.

  Ciertamente, para los que esperamos con ilusión cada año los meses del estío, el 31 de agosto resulta una fecha abrumadora, no podemos ocultar nuestro disgusto. Cerrar la puerta de la casa del pueblo o salir de la estancia playera de nuevo hacia el interior, por conscientes que seamos de la brevedad de lo bueno, genera decaimiento, que los atractivos de cada época del año o nuestros particulares entretenimientos o alicientes, que sabemos construir muy bien,  permiten superar rápidamente. La vida es así, maravillosa, por eso hay que disfrutar el momento y no rasgarse las vestiduras cuando acaba. La vuelta al cole, a la corbata o al uniforme, al fichaje en la oficina, a las discusiones futboleras, al gimnasio, la guitarra o afición de cada uno también tiene su aquel. Carpe diem, ser feliz en cada etapa del devenir y empezar a contar los días para el próximo verano. De momento, en vísperas de un fin de semana de mucho tráfico pedimos mucha precaución para seguir disfrutando de muchas futuras vacaciones.