El futuro de la MAS

08/02/2011 - 00:00 Redacción

La Mancomunidad de Aguas del Sorbe (MAS) abría ayer las puertas de su nueva sede en la capital, situada en la calle Alcarria, en plena urbanización de Los Valles. Las nuevas instalaciones, mucho más amplias y modernas, triplican en metros a la antigua sede de la calle Sigüenza, situándose en los 654 metros cuadrados construidos, superficie en la que se extienden espacios para la formación, así como los servicios técnicos y administrativos. Se trata de adaptar las infraestructuras a los nuevos tiempos. Cuando nació la Mancomunidad, hace cuatro décadas, lo hacía para abastecer a poco más de 66.000 habitantes. En la actualidad, la MAS trata y transporta agua potable en alta por sus redes a cerca de 400.000 personas pertenecientes a 45 núcleos distintos de población. Ese incremento poblacional ha venido acompañado de una mejora en la red y en el servicio. Con el estreno de la nueva sede se viene a cumplir con otro de los objetivos fijados por la corporación en esta legislatura, en la que ya se aprobaron los nuevos estatutos, que vinieron a sustituir a los que se crearon en su fundación y se favoreció la incorporación, en 2009, de seis municipios históricos. Pero sin embargo, su mayor reto durante todo este tiempo ha sido trabajar para conseguir garantizar el abastecimiento de agua potable, en cantidad y calidad suficientes para atender la demanda de los municipios ubicados en el ámbito geográfico del Corredor del Henares. En esa línea de trabajo, a lo largo de este año se pondrán en marcha las obras de ampliación de la planta de tratamiento de agua potable que la MAS tiene en Mohernando. Una actuación que ha supuesto una inversión cercana a los nueve millones de euros y que permitirán casi duplicar la capacidad de tratamiento de agua potable. Además la Mancomunidad seguirá renovando por tramos sus propias redes de transporte de caudales, que cuentan con más de 55 kilómetros de tuberías destinadas a hacer llegar el agua los distintos depósitos municipales. El crecimiento poblacional, lejos de convertirse en un escollo para la gestión se ha convertido en el impulso de una Mancomunidad que pervive mirando al futuro.