El futuro de la revuelta
20/05/2011 - 00:00
Lo que es la vida. Los partidos políticos se han gastado entre todos más de treinta millones de euros en viajes, mítines y demás actos de campaña y estoy seguro que casi nadie sería capaz de recordar una frase de los discursos de sus líderes políticos. Y eso que durante las dos últimas semanas, por imperativo legal, las televisiones públicas y las privadas les han tenido que hacer un hueco en las parrillas de los informativos. Frente a esta realidad, fruto de la cansina rutina electoral, lo que ha triunfado -dentro y fuera de España- ha sido la puesta en el escena del "Movimiento 15 de Mayo". Más allá de las connotaciones políticas y de su incierta incidencia electoral, lo que no resulta discutible es el éxito mediático que ha obtenido la puesta en escena. La noticia de la acampada y las manifestaciones en la Puerta del Sol en Madrid han dado la vuelta al mundo. Retransmisiones en directo por televisión, portadas de los periódicos, comentarios editoriales, debates televisivos, etc. Un puntazo.
La charanga que antaño acompañaba las manifestaciones ha sido reemplazada con ventaja por los mensajes en la Red.
Twiter ha sido el clarín de un banderín de enganche que prendió entre la gente joven, pero que después consiguió reclutar a otras gentes. Gentes de toda edad y condición. Es grande ser joven y que el impulso para la revuelta tenga esa seña juvenil le ha dado la ventaja que apareja la osadía. Claro que es un movimiento heterogéneo en el que se mezclan muchas, demasiadas cosas. Llevábamos meses, incluso años, preguntando dónde estaban los jóvenes que parecían ajenos al drama del paro, del futuro laboral y vital que la crisis les estaba robando. Pues ahí están. Y claro, al tratarse de un movimiento asambleario, hay de todo y hay quien intentará aprovecharse de la naturaleza espontánea del movimiento.
La opinión preponderante es que por encima de algunos de los lemas y de las pancartas que remiten al corto vuelo de la anarquía, el reparto de tareas (comisiones, subcomisiones) entre los acampados procede de los viejos manuales comunistas, de cuando en las vísperas de la Transición, la universidad española era toda ella una asamblea escoltada por una nube de humo. Como no hay nada que tenga más éxito que el éxito, han empezado las preguntas. Del "Tienen razón en muchas de las cosas que piden", se ha pasado a "¿Quién está detrás".
Desde la derecha mediática se dice que la revuelta es una hijuela táctica del mundo de la extrema izquierda que pretende movilizar los votos de los desencantados con el sistema. Opinan que favorecerá electoralmente a Izquierda Unida y recuerdan que en la combinatoria post electoral los municipios españoles están llenos de ayuntamientos gobernados entre el PSOE e IU. Ven, pues, la cosa con el ojo de quien cree que en el último minuto le pueden madurar la cosecha. Hay motivos para la suspicacia en ambos bandos. Al margen de las cosas que dice Zapatero -que parece que no recuerda que los recortes contra los que protestan los acampados llevan su firma en el BOE-, algunos dirigentes del PSOE están preocupados. Preocupados por la que se les viene encima. Por la derecha y por la izquierda. Desde luego, no contaban con la revuelta. Una revuelta que, al margen de su incierta incidencia en los resultados electorales, en el plano de lo simbólico y no digamos en el mediático, ya ha triunfado. Dicho lo cual, añado que si no acatan la resolución de la Junta Electoral Central cometerán un grave error. Un error que será el principio del fin de la revuelta
.
.