El futuro de nuestro planeta pasa por un uso eficiente de la energía
Hoy es un día para reflexionar sobre la energía y la forma en que la usamos: debemos utilizarla de forma eficiente para asegurar el futuro de nuestro planeta.
El Día Mundial de la Energía nació en 1949 y en la actualidad promueve la necesidad de un uso racional y sostenible de la energía en nuestro planeta. Por lo tanto, es un día que en nuestra tierra no deseamos que pase desapercibido.
Hoy es un día para reflexionar sobre la energía y la forma en que la usamos: debemos utilizarla de forma eficiente para asegurar el futuro de nuestro planeta. Como está demostrado y ya conocemos, la producción y el consumo de energía no sólo influye directamente en el cambio climático del que estamos siendo testigos, sino que está íntimamente ligada a otros factores como la salud, el empleo, la seguridad, la producción de alimentos, la movilidad o nuestros hábitos de consumo.
En definitiva, podemos decir que la energía se encuentra en el epicentro de casi todos los retos y oportunidades a los que hace frente el mundo actual, y por ese motivo consideramos prioritario que se pueda acceder a ella de una forma universal, justa y sostenible, para que sea un espejo de lo que queremos represente nuestra sociedad dentro de una región económica, medioambiental y humanamente sostenible.
En Castilla-La Mancha llevamos años circulando por ese camino. Gracias a la apuesta que hemos hecho por aprovechar los recursos naturales de nuestra tierra, estamos en los primeros puestos de generación de energías procedentes de fuentes renovables. Podemos decir con orgullo que el 75 por ciento de la energía que generamos es `energía verde´. Esto significa que estamos 24 puntos por encima de la media nacional en generación de `energías renovables´.
Y no nos detenemos ahí. Hemos incorporado a la Administración regional personal especializado para agilizar la tramitación de la multitud de proyectos vinculados a las energías limpias que desarrollaremos en el futuro de la mano de la protección del medio ambiente.
Tenemos claras las prioridades. Ciudadanos, empresas y administraciones públicas debemos transitar hacia un modelo energético descarbonizado, avanzando en la implantación de las comunidades energéticas, el almacenamiento energético, el desarrollo de la producción de hidrogeno renovable o la electrificación de la movilidad, por citar algunos ejemplos.
Somos conscientes que queda mucho por hacer, y nuestro compromiso por lograr una región sostenible pasa por redoblar los esfuerzos que aumenten la eficiencia energética e impulsen el autoconsumo. Pero la transición energética en la que ya estamos inmersos no sólo supondrá una mejora en la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, sino que además se traducirá en una serie de beneficios económicos para los hogares y para la economía del país en general, y de nuestra Comunidad Autónoma en particular.
Para que ustedes se hagan una idea, el Plan Estratégico para el Desarrollo Energético de Castilla-La Mancha Horizonte 2030, en el que ya estamos trabajando, tendrá un impacto económico superior a los 20.200 millones en inversiones, y generará entre 10.000 y 15.000 empleos al año.
Respecto a nuestro posicionamiento internacional, quiero también recordar que, en el marco del `Pacto Verde Europeo´, y alineados con las políticas del Gobierno de España, compartimos el objetivo de reducir las emisiones para conseguir la neutralidad climática en 2050, tal y como se contempla en el proyecto de la Ley Europea del Clima.
Me gustaría destacar que desde este Gobierno hemos creado una Consejería, la de Desarrollo Sostenible, donde junto a la Dirección General de Transición Energética, incluimos también una herramienta transversal como es la Agenda 2030, que en su objetivo de desarrollo sostenible (ODS) número 7, señala la necesidad de garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos, que contribuya directamente al desarrollo de las comunidades de una forma respetuosa con el medio ambiente.
Tengo claro que el esfuerzo para lograr esta transición energética debemos realizarlo juntos, desde el prisma de una sociedad que tiene la obligación de garantizar el futuro de sus próximas generaciones.
Concluyo señalando que el futuro que nos espera estará condicionado por la capacidad que tengamos de hacer un uso eficiente y racional de la energía, reducir su consumo, y que ésta proceda de fuentes renovables. Todos ellos, factores determinantes para dejar un planeta mejor a nuestros hijos e hijas.