El Gobierno se blinda

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

TRIBUNA
LOURDES PÉREZ PERIODISTA
“La identificación de las exigencias que conlleva la crisis con el patriotismo no es nueva”.
La debacle financiera de los últimos diez días ha trastocado la entrevista que celebrarán finalmente hoy José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, pero sobre todo ha desbaratado buena parte de las esperanzas del PP en poder reconstruir su alternativa al Gobierno utilizando como palanca la gestión de la crisis económica. La emergencia mundial que se ha adueñado de los mercados, sacudidos por un frenesí que ha contagiado la reacción de las instituciones públicas, ha permitido a Zapatero no sólo recobrar la iniciativa en el terreno en el que tan complicado le estaba resultando poder hacerlo de forma creíble, dada su pertinaz renuencia a admitir hasta fechas recientes la gravedad de las dificultades. Es la amenaza de colapso internacional la que ha llevado al presidente a reacomodar su discurso con la naturalidad que da el saber que resulta casi imposible rebatir sus iniciativas, porque éstas están motivadas por las mismas causas de fuerza mayor que han provocado la respuesta concertada de la UE y, antes, de EE UU. Pero también porque su astuta apelación a Rajoy para que actúe con “sentido de país” confronta al líder del PP con los valores patrióticos tan queridos por la derecha española, al tiempo que lo sitúa ante el dilema imposible de discrepar de unas medidas que satisfacen a la Banca y a los ciudadanos cuyos bienes dependen de la suerte que corra la misma.
La identificación de las exigencias que conlleva la crisis con el patriotismo no es nueva: Zapatero ya la utilizó antes de las elecciones para censurar el alarmismo de los populares, cuya rapidez en vaticinar las peores consecuencias del frenazo ha terminado por lastrar su estrategia de control al Ejecutivo. El partido de Rajoy no ha logrado cogerle el tono a su política de oposición frente al enfriamiento que sufre la economía, primero por exceso de dramatismo cuando las estadísticas no lo justificaban y después porque la envergadura de los problemas ha revitalizado la ejecutoria del Gobierno y la empatía de la opinión pública hacia sus iniciativas, por excepcionales que resulten. Rajoy se topará hoy con un Zapatero mucho más blindado que cuando propuso la cita en La Moncloa. Hasta el punto de que los populares no pueden tener ya la garantía de que su rechazo al proyecto de Presupuestos no vaya a provocar la incomprensión de una ciudadanía atemorizada por la crisis.