El idioma y la salud, otro disparate de CIU

17/01/2012 - 00:00 Andrés Aberasturi



  Desde las loas desmesuradas -fuera de lugar para mi- a la figura de Manuel Fraga hasta los desprecios mas absolutos llegando a la negación de lo evidente (el "no hay nada que agradecerle" de Anasagasti) la muerte del fundador de Alianza Popular hace correr ríos de apasionada tinta y palabras radicales y por tanto de dudosa veracidad. Para este humilde cronista su figura está llena de luces y de sombras, de aciertos y de errores y ni vale recordar las anécdotas más o menos divertidas ni sólo dirigir el foco a los puntos más oscuros de una muy dilatada carrera política. Allá cada cual con su valoración y que la Historia, en todo caso, le juzgue cuando deba.


  Mucho más preocupante que todas estas disquisiciones post mortem que tanto nos gustan a los españoles, me parece la orden tajante de la Generalidad catalana de obligar a los médicos a hablar en catalán con sus pacientes aunque no les entiendan. ¿Es posible semejante disparate cuando estamos hablando de algo tan absolutamente trascendental como es la salud y en la que los matices pueden tener una importancia vital? Pues parece ser que sí. Leo -y no doy crédito- que los servicios territoriales de Salud en Tarragona han distribuido un protocolo de 12 páginas que obliga a todos los facultativos a hablar entre ellos en esta lengua y a dirigirse también en catalán a los pacientes


  . Me resulta inconcebible que pueda ser cierto, que el Gobierno catalán, no contento con los dramáticos recortes sanitarios que está haciendo, insista además en el tema de la lengua con un argumento que resulta falaz y carente de toda ética. En el protocolo que presenta el director de Salud en Tarragona, Josep Mercadé (CiU) se afirma que el personal sanitario no actúa a título personal, sino que representa a una institución (la Generalidad), cuyas normas deben respetarse. Por eso, advierte el texto, todos los trabajadores deben expresarse solo en catalán tanto por teléfono, como por megafonía, en actos públicos protocolarios e incluso entre los propios médicos durante reuniones de trabajo, especialmente cuando hay delante "terceras personas", como pacientes y sus familiares. Y no es verdad, claro. Niego rotundamente la mayor.


  Por encima de cualquier representación institucional, los médicos y el personal sanitario tienen la obligación moral y legal de atender de la mejor forma posible al enfermo y si esa atención mejora utilizando una lengua -que es tan oficial como la catalana- tienen el deber, en contra del disparate del protocolo, de comunicarse con el propio enfermo y su familia de la mejor forma posible. Esto es algo tan elemental que no lo pondría en duda creo que nadie salvo don Josep Mercadé que al final tiene una ramalazo de humanidad aunque antes afirme en el protocolo que el sector sanitario público en Cataluña "siempre hablará en catalán, independientemente de la lengua que utilice su interlocutor aunque observe en el receptor "cierta dificultad" de comprensión" Increíble. El ramalazo de humanidad al que me refería viene luego cuando la Generalidad permite el uso de otras lenguas en dos casos: cuando una persona extranjera se pone en contacto por primera vez con el sistema sanitario o si existe la posibilidad de que el paciente interprete mal un diagnóstico o el resultado de unas pruebas que podría poner en riesgo su salud. Pues menos mal. Lo único que consuela en todo esto es el convencimiento que uno tiene de que ningún médico (siempre habrá alguna excepción, claro) va a anteponer un mandato político inmoral a su propia conciencia.