El jadraqueño Iván Gonzalo completa su segundo Dakar con Ourednicek
Este mecánico del equipo Toyota Gazoo Racing Czech ha culminado con éxito su segundo Dakar.
Desde la tranquilidad que da el haber completado una prueba tan dura como el Dakar, Iván Gonzalo Ramos vuelve al taller mecánico para retomar su vida. Este jadraqueño se ha pasado los últimos meses preparando la gran cita para los amantes del motor. Por segundo año consecutivo, Tomas Ourednicek ha confiado en él para mimar la máquina con la que tenía que cruzar el desierto. Y hace una semana, los miembros del equipo Toyota Gazoo Racing Czech fueron “finisher”. Habían completado el reto y estaban en Yanbu, a orillas del mar Rojo. “Desde pequeñito he querido estar aquí, era mi sueño”, relataba.
Y para ello ha tenido que trabajar, “mucho”, intentando mejorar cada día, y sobretodo “dando el cien por cien de ti”. Iván reconoce que también hay que tener “contactos” y saber “moverse en el mundo del motosport”.
Cada persona tiene un papel fundamental en esta prueba, y el de mecánico “es muy importante”. El jadraqueño es tajante, “sin nosotros no habría rallye”. Y es que los mecánico trabajan sin hora de entrada y salida. “Los coches tienen que estar listos para el día siguiente, cueste lo que cueste”, asegura. Hay días que se acuestan a las tres de la mañana, otros a las siete, “prácticamente la hora de salida de los pilotos, recogemos todo, carpas, lonas, herramientas ... “, explica. Y acto seguido se montan en el camión y recorren una día de 500 kilómetros de enlace hasta el siguiente campamento. “Y vuelta a empezar”, dice. Así durante los quince días de prueba en Arabia Saudí.
El Dakar es duro, “muy duro”, y estás todo un año preparándole. Es sumamente exigente. “Aunque participo en otras pruebas del mundial y nacionales, la logística para esta te hace estar pendiente todo el año, quien diga lo contrario, miente”, señala sonriendo.
Tirando de recuerdos, nos cuenta el episodio más duro. “Fue el 2023. Pasamos mucho frío, hubo fuertes lluvias y os aseguro que trabajar tirado en el suelo con una cuarta de agua no es agradable”.
El contrapunto lo tiene “acabar la prueba”. “Cada día ves como caen equipos y tu te vas manteniendo, y al final, acabas. Es muy gratificante”, subraya, al tiempo que pone de relieve los lazos de amistad que se forjan en estos momentos tan duros y a la vez tan satisfactorios.
“El balance lo hacemos cada día. Todos tienen sus puntos buenos y puntos malos. Los anotamos y buscamos cómo mejorarlos”. Ahora, ya desde España, el trabajo continua. “No hay tiempo para descansar”. Un nuevo Dakar le espera.