El limbo del Parador de Molina

19/07/2013 - 13:19 Redacción

Chascarrillo surrealista que circula por la comarca. Con el debido respeto a los padres Astete y Ripalda. - ¿Dónde van los niños que mueren sin bautizar? - Al Parador de Molina. No habrá que añadir, a día de hoy, que el proyecto de parador se encuentra, tras una retahíla de categóricos y publicitados anuncios y compromisos, presentaciones, fotos, maquetas, primeras piedras, excavadoras arañando la tierra digamos que para despistar, pago previo de los derechos de obra sin continuación en definitiva, vallados, carteles y demás -en síntesis, zarandajas-, en el mismísimo limbo. Desde luego, con la leña prometida no se calienta la casa (proverbio japonés).
Y, por favor, que no nos vengan con la tabarra de que la culpa la tiene la crisis; se les ve el plumero. Es que, más bien, tienen falta de deseo, son anoréxicos (en el más estricto sentido etimológico). Con ello, al parecer, sólo pretenden elevar las excusas -¿consignas?- a la categoría de argumentos; o cumplir con la ley de toda burocracia, que no es otra que conservar el poder. Para el extremeño Monago, que hace unas semanas les salió algo más que remolón, digamos contestatario, se encontraron en un pispás cien millones de euros para traviesas y catenaria del AVE. Aquí, mediados ocho años del fuego devastador junto al Parque del Alto Tajo, y de la pérdida de once vidas humanas, con una comarca que se va al garete de todas todas, no aparece ni en pintura la tercera parte de dicho peculio para iniciar las tareas de cimentación, ni en invierno ni en verano, ni de noche ni de día, ni cuando llueve ni cuando escampa, ni cuando se crece, ni cuando se mengua, ni tampoco cuando se anuncia recuperación. Ni con unos ni con otros. No hay voluntad política. No hay palabra. ¿Para qué, entonces, unos políticos que no tienen palabra? Ya no se sabe si nos darán burra por vaca, o si la chistera no tiene conejo. Aunque no son tontos, digamos que unos se hacen el tonto y otros tal vez vivan en la inopia, que seguro, pero el caso es que nos tratan como tontos, por no decir que mienten como bellacos (con perdón). “¿Qué hare yo en Roma, si no sé mentir?, se preguntaba Juvenal. Pues mire, señor Juvenal, aquí no hay el menor problema en relación con el Parador de Molina, ni en Guadalajara, ni en Toledo, ni en Madrid.
 Dicen que los asteroides tienen mala fama entre los dinosaurios, al parecer porque uno de ellos motivó su extinción hace unos sesentaitantos millones de años. Pues por el Señorío de Molina los líderes y representantes de los dos partidos mayoritarios que lo han gobernado y lo gobiernan en estos últimos ocho años están ganándose similar reconocimiento y valoración; obtenida a pulso, eso sí, pues con su inepcia están motivando la extinción y consunción de la comarca. Es suficiente con que se limiten a confrontar nacimientos y defunciones de cualquiera de estos años, para ver a qué término nos encaminamos…a corto plazo. ¿Por qué? En buena medida por los incumplimientos, más que por cualquier determinismo histórico. Por las contradicciones, por los retrasos, por las excusas, porque sólo piensan en sus cargos, por jugar con la ciudadanía molinesa, por considerarla aborregada y crédula más incluso de lo que en su momento hiciese el conde de Romanones, su maestro. El parador es sólo un botón de muestra de una trayectoria cuya cara resulta ser un fino bordado de seda de repristinada demagogia, y la cruz tejida con el burdo esparto de la desconsideración, el desprecio y el olvido.
 No será sospechoso quien estas letras empalma, con la idea de que tengan algún sentido, de haber estado mudo y en complicidad cuando la ejecutoria del gobierno Zapatero, si se quiere también de su representación autonómica-provincial, Barreda-Alique. Bastaría con recordar dos artículos publicados en este mismo periódico. El primero al poco del fuego, titulado Autovía+Desastre ecológico=Simple Vía Rápida, pues la autovía es otro incumplimiento mayúsculo (ya se ve, ¡ni autovía ni simple “vía rápida”!, que caray). El segundo, Del Basque Culinary Center al Parador de Molina (Nueva Alcarria, 23-10-11), sintetizando el escasísimo interés del gobierno socialista cuando las vacas gordas, en contraste con la Facultad de Ciencias Gastronómicas donostiarra, o hasta el Museo del Txacolí (que tiene bemoles). Luego, cuando el gobierno del PP ya nos había enseñado suficientemente la patita, aquél otro, El parador, ¿hotelito rural? de Molina, o tal para cual (Nueva Alcarria, 30-11-12), donde se aludía a los compromisos del Sr. Aguirre, representante primero de Guadalajara y después presidente de la SEPI, que qué mejor; pues nada de nada, ni tampoco ofrecer información cada seis meses, como se comprometió. Claro que incluso más eximio ejemplo de incoherencia resultan ser las palabras del senador De las Heras, cuando los premios Emprendedores Molineses, en la primavera de 2012: “el Parador de Molina estará terminado en esta legislatura, y con un gobierno del PP” (cito de memoria, que presenté el acto), mientras apostrofaba de incumplimiento al otro partido mayoritario; de ahí lo de “tal para cual”. Y lo cierto es que en dicha idea se vio acompañado por la Sra. Guarinos y una consejera de la Junta. Claro está -seamos comprensivos-, el Sr. De las Heras quizá se trabucó un poco, y en vez de decir en este siglo XXI (o en el XXII, que qué más da), se le escapó lo de en esta legislatura. Pero no seamos malos y lo achaquemos a voluntad de permanencia en el poder.
 Pues vayamos a 2013, y las incoherencias se superan a sí mismas. Tres ejemplos. Por un lado, el Sr. Aguirre, que sigue como presidente de la SEPI, de quien depende Turespaña es entrevistado hace unos meses a doble página en Nueva Alcarria. Habla de lo divino y de lo humano, y ni media palabra sobre el parador. Oiga Vd. que la ocasión la pintan calva; pues ni mu. O el entrevistado puso como condición no hablar del Parador, lo que sería gravísimo pecado, máxime dados sus compromisos anteriores, en el fondo su obligación (y lo demás no tenía excesivo interés), o al entrevistador le faltó la garra periodística, que en principio se le supone, cual la valentía en la mili.
 En el segundo ejemplo fue este escribidor protagonista. Sumido en la desinformación que a todos nos aflige, y deseoso de obtenerla de primera fuente sobre el susodicho parador, llamé y rellamé a la Secretaría de Estado de Turismo (titular del cargo, Isabel Borrego) decenas de veces, obteniendo sólo evasivas (no está, ya le llamarán, por cierto, quién es Vd., deje Vd. su correo), más bien con sobrada petulancia y escasas ganas de informar; por lo que acabé personándome en Turespaña (calle Lázaro Galdiano), donde no me dejaron pasar ni de seguridad para dentro, enviándome a la Secretaría de Estado de Turismo (Capitán Haya), donde lo mismo, sugiriéndome allí contactar directamente con el Ministro, entre excusas y vaguedades mil. ¡Y por qué no con Rajoy, con el Papa, o con el moromuza! Desconozco si estas son las tácticas habituales del PP, o sólo en relación con el Parador de Molina. De dudar algo, hagan la aprueba. Uno pensaba que, acreditándose como periodista, para un reportaje en un medio concreto como lo es Nueva Alcarria sería suficiente. Pues no. Estos servidores públicos, que por demás viven de nuestro dinero, la información se la trabajan en la rebotica ¿partidista?, al parecer sin tener que dar cuenta a nadie; quede clara mi protesta, pues presumo que esto no ocurría ni en tiempos de Franco.
Vean, a la postre, la única información que me remite Mari Mar Moreno Zarco, al parecer asesora de la Secretaría de Estado de Turismo, y antes asistente técnico ejecutivo (sic) del Grupo Parlamentario Popular: “no he podido acceder a los detalles del proyecto del Parador de Molina de Aragón ya que se encuentra en fase de redacción del proyecto en la que se terminarán de perfilar los detalles del mismo”. ¡Angelical!; cualquiera de mis alumnos de la Facultad de Periodismo de la Complutense lo haría mejor. Por lo que al final, en ausencia de reportaje, no me ha quedado más remedio que brindarles este artículo. Lo siento por Vds. No sólo se topa con la iglesia, amigo Sancho.
Tercer ejemplo, el del senador Porfirio Herrero, al que -como verán- tanto le da ocho como ochenta. Tras unas declaraciones suyas recogidas en este periódico hace un mes, en las que aludía al compromiso del PP con el parador (¡cómo no¡) y otras palabrerías varias, me puse en contacto con él. Me contestó, y en buen tono, familiar inclusive, lo que agradezco, máxime dado que es persona que no conozco. Pues bien, resulta que este buen señor -dicho sea sin la menor ironía- tiene una idea de lo más peregrina del coste del proyecto, pues me habló nada menos que de sesenta millones de euros, cuando todo el mundo sabe que la cifra barajada era de en torno a treinta, y que su partido de todas todas intenta menguar. ¿Cómo entonces, con semejante desconocimiento, se atreve a hablar de lo divino y lo humano sobre el parador? ¿Sólo para incidir en el rollo macabeo de la “buena voluntad” de su partido? Con buenas intenciones, decían los moralistas de antaño, que estaban empedrados no sé si el infierno o el purgatorio. A esto se llama, digo yo, no ya quedarse con el personal, sino embaucar a la prensa y a la ciudadanía; claro que, en ocasiones, la culpa también la comparten los medios, dando espacio a opiniones más que pintorescas a falta de más serias noticias.  E insisto en lo de pintorescas. Vean Vds. un fragmento del correo que me remite el senador Herrero, surrealismo puro, tras consultar -dice- al delegado provincial de la Junta: “Nuevo proyecto terminado, previo un estudio y análisis de mercado que asegure la viabilidad del Parador y que incluye algunos servicios adicionales, pero no ha podido matizarme más datos concretos más allá de la voluntad firme de hacer realidad el proyecto a la mayor urgencia”; lo de “algunos servicios adicionales”, bien podría incluir el juego de la oca, el tres en raya, o una máquina para la expedición de agua mineral, maíz tostado y conguitos, en vez de unos salones dignos, piscina climatizada y spa, como se ha pregonado en todo momento. Por demás, entiéndase -añado yo en su nombre- para cuando las ranas críen pelos. Pongamos en su honor música y cara alegre de pandilleros: “Carrasclás, Carrasclás, qué bonita serenata…”.
Valga una comparación con Muxía que, como todos sabemos, sufrió el chapapote. El parador prometido en su momento que, por cierto, como proyecto, hasta no ha mucho iba más retrasado que el de Molina, “ya está en obras” (entrevista a Félix Porto, alcalde de la citada villa gallega, El País, 14-07-13), al parecer sin mengua alguna del proyecto inicial; “esperamos que sea un auténtico revulsivo”, completa el regidor. Al tiempo, añade que “la tan deseada autovía para conectar esta comarca del finisterre peninsular con A Coruña, otra de las grandes promesas gubernamentales, lleva dos años parada”; lo que implica, claro está, que se inició. Aquí ya vemos, ni lo uno ni lo otro, ni parador ni menos autovía. No habrá que decir que, como Monago con el AVE, Feijoo se implicó en Muxía. Mientras, aquí, nuestra presidenta Cospedal, cuando menciona a Molina sigue hablando con una frialdad más que hiriente, con promesas vanas…y recortes en lo del parador, y con absoluto silencio en relación con el tema de la autovía. A la postre, sólo La Otra Guadalajara -la dignidad que todavía le queda al Señorío de Molina-, predicando en desierto. Esperemos que no se cumpla aquello de sermón perdido.
Ramillete espiritual: O sea que, una de dos. O estamos ante un eterno parto de los montes, y ya sabemos por Horacio, en la Carta a los Pisones, que nació un ridículo ratón (Parturient montes, nascetur ridiculus mus); lo que para el caso puede traducirse en una especie de casa rural con docena y media de castizas habitaciones, de gusto discutible y sin los mínimos servicios. O bien nos mantendrán a todos los guadalajareños, a todos los molineses, también al parador, en el mismísimo limbo por otra caterva de años. Y ya sabemos por el cardenal Ratzinger, luego Papa, que el limbo no existe. O sea… (que diría Umbral). Lincoln nos dejó aquella perla de que “no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”; pero es que Lincoln era inteligente, demócrata, y político que se preocupaba por la cosa pública. En Molina, para el caso y hasta ahora, sí que pretenden engañar a todo el mundo todo el tiempo. ¡Monstruos, que sois unos monstruos!