El melón constitucional

25/08/2011 - 00:00 Esther Esteban

 
Abrir el melón constitucional, es uno de esos tabúes de nuestra Democracia que se ha ido acrecentando con el paso de los años. Cada vez que el tema se ha planteado, se ha apelado inevitable a que, para tocar el texto, había que recuperar previamente el espíritu que inspiró a los padres de la Carta Magna y a esa necesidad de consenso que debería imperar por encima de la miopía política de los dos grandes partidos.
 
 
  Llevamos años hablando de reformas de enjundia, para las que nunca es el momento apropiado: la sucesión de la Corona, el Senado o la consagración de las comunidades autónomas como parte esencial del Estado son algunas de esas reformas durmientes que nunca han encontrado su momento. Ahora sin embargo, en un plis-plas se va abrir el melón, obligados por Merkel para fijar el techo de déficit. La medida de urgencia tiene mucho que ver con nuestras urgencias económicas y, aunque tiene algunas ventajas, hay inconvenientes que no se pueden obviar.

   Es cierto que va a permitir introducir rigor en las cuentas, que de este modo, se garantizara que los gobiernos autonómicos no derrochen a manos llenas como han venido haciendo hasta ahora, pero por otro lado va a limitar la capacidad de maniobra cuando se necesiten estímulos económicos a base de tirar del déficit. Una vez mas el tema ha puesto al descubierto las profundas divisiones y también contradicciones dentro de los socialistas. Hace apenas un año, cuando Mariano Rajoy hizo una propuesta en idénticos términos el hoy candidato socialista ridiculizo y se mofó de la iniciativa, mientras ahora la bendice aunque sea a la fuerza. Actitudes como la de Borrell o Antonio Gutiérrez rechazando la cuestión y enarbolando la bandera perdida de la socialdemocracia no es más que la pequeña punta del iceberg de la división que el partido del puño y la rosa vive en su seno.

   Una cosa es que Zapatero se vaya con el deshonor del converso, y otra muy distinta que arrastre a su partido a una deriva ideológica cada día más alejada de sus principios. Una cosa es que Europa nos mire con resentimiento y otra muy distinta que en el camino de la cesión vayamos perdiendo soberanía como país, cada vez que vienen mal dadas. Lo mejor de todo esto es que ¡Por fin¡ los dos grandes partidos PP y PSOE se pongan en algo de acuerdo y lo peor desde luego que esta reforma constitucional lo que esconda en definitiva es un rescate encubierto dada la pésima gestión del ejecutivo y su incapacidad para dar garantías a nuestros acreedores ,que son muchos y poderosos. El fantasma de que mes de mayo del 2010 en el que Zapatero bajo a los infiernos planea de nuevo. Entonces el presidente metió la tijera en las nominas de los funcionarios y los pensionistas y ahora dice amen a los dictados que Merkel, Sarkozy y el BCE. ¡Son malos tiempos para ponerse de espaldas a los que mandan en el viejo continente ¡y más cuando nos tienen en sus manos.! .