El milagro alemán

21/04/2018 - 12:36 Emilio Fernández Galiano

Llama la atención la resolución del  juzgadillo alemán respecto al prófugo ‘ex president’ y su golpe anticonstitucional. Es inaudita.

Le estudiamos el bachillerato antes de la LOGSE, lo de después ha sido un despropósito, incluido el apartado nacionalista, materia financiada por el Estado para educar a antiespañolitos –muy curioso-, los de la prelogse, decía, y a los que nos gustaba y nos gusta la Historia, teníamos bien asumido que Alemania había sido corresponsable y responsable de las dos Grandes Guerras; obviamente, con sus pormenores y matices. Como mínimo, el káiser y el führer se erigían en estatuas de azabache en la galería de la memoria en alabastro de los grandes hombres.
    También asumíamos el llamado “milagro alemán”, toda vez que tras la Segunda Guerra Mundial los marcos valían menos que los guijarros de un río. Desde entonces, contemplamos con admiración la recuperación germana como consecuencia de varias de sus virtudes, el rigor y la constancia. También nos acomplejaba, por qué no decirlo, su impecable y atlético físico nibelungo que, por entonces, nos sacudía de lo lindo en cualquier competición deportiva, menos en baloncesto.
    También en esa época alardeábamos de los electrodomésticos alemanes. Y de los coches. El Made in Germany era marca incuestionable de calidad, marchamo de excelencia. Luego cayó el muro de Berlín y la parte más indecorosa del pueblo alemán se depuró con la reunificación. Ya no había “peros”, ni atletas hormonadas de la RDA, ni agentes de la Stasi que tuvieran que suicidarse con cianuro. Hasta Nino Bravo murió con su “Libre”. Al fin y al cabo era una prolongación del “milagro alemán”.
    Siempre he pensado que el arrepentimiento es uno de los principales motores para desarrollar las mejores virtudes. Que figuras como la de Konrad Adenauer, principal artífice no sólo de la recuperación de Alemania tras la posguerra, sino de la creación del núcleo de lo que hoy es la Unión Europea, confirman que de los grandes errores nacen los mejores proyectos. El padre de la democracia cristiana alemana, encarcelado en el Tercer Reich y firme opositor al nazismo, era consciente de que los nacionalismos nunca ayudarían a una paz europea si no se sacudiese de tendencias centrífugas. Su idea de la Europa unida se basaba en una Europa sin fronteras que evitara los conflictos que generaron las dos grandes guerras mundiales. Hoy vería con perplejidad cómo una resolución de un juzgado menor alemán podría condenarnos a indeseables épocas.
    Las imborrables cicatrices que luce por su pasado, convirtieron a la nueva Alemania en modelo pretendidamente ejemplar, con un sentido de autoprotección inédito en los Estados de la Europa occidental. De hecho, allí están prohibidos los partidos que no acaten la constitución alemana. Es decir, está penada la pertenencia –presencia, afiliación o pensamiento público- a cualquier partido anticonstitucional, ya sea pro nazi o pro comunista. Es decir, es ilegal.
    Por eso llama tanto la atención la resolución del juzgadillo alemán respecto al prófugo “ex president” y su golpe anticonstitucional. Es inaudita. Y mucho me temo que Angela Merkel se habrá echado las manos a la cabeza. No hay espacio para abordar acertadísimos comentarios de eminentes juristas españoles –Jorge de Esteban, Enrique Gimbernat y empieza a surgir alguno alemán- sobre tamaño desatino. Pero sí lo hay para reflexionar. No he escuchado nada a Merkel. A ver si la inacción de Rajoy va a terminar siendo contagiosa.