El misterio de la colza

31/05/2016 - 13:32 Antonio Yagüe

De alimento maldito a cultivo de moda. Los campos se han teñido esta primavera de vistoso amarillo chillón.

De alimento maldito a cultivo de moda. Los campos españoles, con las dos Castillas y Aragón en cabeza, se han teñido esta primavera de un vistoso amarillo chillón, que contrasta con el verdor y pronto con el ocre del cereal. Una alfombra áurea que, según datos oficiales, rondará este año las 80.000 hectáreas. De ellas, 4.260 corresponden a  la provincia de Guadalajara. La mayoría en la Campiña y las Alcarrias.
    En nuestra zona está entrando más despacio, aunque se pueden ver algunos vistosos sembrados en Campillo de  Dueñas, junto al famoso castillo de Zafra. Pero lo cierto es que se trata de un cultivo emergente, que va ganando terreno a los cereales y al girasol. Según el Ministerio de Agricultura, en el 2015 la producción alcanzó los 145 millones de toneladas, el cuádruple que en 2010.
    Los agricultores reconocen que en el crecimiento han influido las generosas subvenciones de la PAC, de 40 a  80 euros por hectárea. También apuntan otros factores: en superficies de regadío  es más segura que el maíz, su semilla más barata, y, en general, tolera mejor que los cereales los rigores de la sequía,  excesivas temperaturas y fríos de última hora.
    Sin embargo, el aceite de esta olegaminosa, considerado cardiosaludable, barato  y de gran consumo en las mesas y elaboración de menús de toda Europa,  echa para atrás a los españoles. Justo hace 35 años que, en mayo de 1981, una partida importada de Francia y adulterada quebró el futuro de 20.046 personas. De ellas, 5.553 han fallecido y el resto sobrevive con secuelas para siempre, tremendos dolores y pocas alternativas para mantener una vida digna. Este imborrable recuerdo hace que la fabricación de biodiesel sea en España el uso mayoritario. Hasta los ganaderos tienen reparo a usarla como pienso.
     Los expertos aseguran que este aceite no fue el culpable del mayor problema de salud pública de la historia. En todo caso, los responsables serían los contaminantes que se añadieron  en el proceso de tratamiento y manipulación. También se habló de un producto farmacéutico, en lugar del aceite, de tomates tratados con un pesticida, incluso de un gas escapado de la entonces base militar estadounidense de Torrejón de Ardoz. El agente causal, 35 años después, sigue siendo un misterio sin resolver.