El Papa y la marca España
Resulta que esa visita -mas allá del significado apostólico de la misma
que a muchos le puede importar un pito porque no son católicos- va a atraer a
España más de medio millón de peregrinos, de los cuales 340.000 ,que ya tienen
pagada la estancia, vienen del exterior y van a pasar por el aeropuerto. ¡Que
casualidad¡ que coincidiendo con estos días los sindicatos hayan convocado dos
huelgas: una de personal de tierra de los aeropuertos y otra del Metro de Madrid
ciudad conde se va a celebrar las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Yo
ni entro ni salgo en si esas movilizaciones están justificadas o no porque
seguro que estos dos sectores profesionales están como todos: ¡a dos velas¡,
pero desde luego con la que está cayendo intentar poner chinas en las ruedas
da mucho que pensar. Madrid se convertirá esa semana en el centro de atención
mundial; se han acreditado más de 4.500 periodistas que cubrirán la visita de
Benedicto XVI y aunque solo fuera en términos económicos y lo que el evento
pueda tener de beneficio para la marca España las cosas tendrían que ir sobre
ruedas. Todo eso sin contar con las manifestaciones laicistas que se han
convocado con motivo de la visita sobre lo que habría mucha tela que
cortar...
España es un país de fobias y filias, del conmigo o contra mi, de intereses creados que, no se por qué, pero se transmiten de generación en generación como la peor de las herencias. Hemos visto estos días ¡otra vez¡ el reflejo de esas dos Españas donde los vecinos de Poyales de Hoyo se liaron a garrotazos al grito de ¡fachas y rojos! por la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y la próxima semana veremos una vez mas la cara del anticlericalismo radical para intentar aguarle la fiesta a los jóvenes seguidores de Benedicto. Nuevamente entramos en la dialéctica de los "comecuras" y "torquemadas", de quienes ven en Zapatero la cara mas terrible anticlericalismo militante por sus leyes sobre el aborto o del matrimonio homosexual o quienes, por el contrario, dibujan a la Iglesia como la máxima representación de la carcundia y al Papa como el gran represor, intolerante y anacrónico. Sin embargo hay muchos que no estamos ni un terreno ni en el otro, que respetamos la creencias de cada cual y para quienes en este momento la famosa visita es una gran oportunidad para que nuestra país se convierta en un gran escaparate del Mundo. A mi tener que solemnizar lo obvio, me da pereza y me sonroja nuestra fácil para convertir todo en un problema.