El PP y el fantasma de la corrupción

29/03/2011 - 00:00 Carlos Carnicero

La administración de Justicia es lo más parecido a una carga explosiva con espoleta retardada: no hay certeza de cuando se producirá su detonación. Los legajos van y vienen apurando un código procesal de los más garantistas del mundo, y cuando los afectados ya se habían olvidado de las causas en las que se hayan inmersos, se produce la apertura del juicio oral. Mientras Francisco Camps y Carlos Fabra inauguran un pedazo de asfalto cómo si fuera un aeropuerto -haciendo alusiones geniales a que los romanos no esperaron a tener aviones para declarar terminadas su obras- la Justicias sigue investigando si el presidente de la Generalitat pagó sus trajes, tal y como afirmó en sede parlamentaria, y presuntas irregularidades en casi todo lo que se ha hecho en Valencia. Desde la visita del Papa a las obras faraónicas en una de las comunidades más endeudadas de España.
   Es cierto que el president de la Generalitat goza en este momento de la adhesión de muchos electores, lo que puede ser proporcional a la ausencia de presencia pública inteligente de los socialistas valencianos. Pero, ¿cómo reaccionarán esos electores si en plena campaña electoral, el candidato y presidente en funciones tiene que sentarse en el banquillo de los acusados? La trama Gürtel es una tela de araña que se extiende por toda España y con fondos escondidos en paraísos fiscales. Las estafas consistían, fundamentalmente, en facturas emitidas contra administraciones públicas gobernadas por el Partido Popular. Si los sumarios tienen vida propia, nadie garantiza cuando saltará la liebre. Y Mariano Rajoy, el hombre tranquilo que deja todo al azar, sin arriesgar nunca una decisión comprometida, como registrador de la propiedad, debiera conocer los tiempos y las sorpresas de la Justicia. Quizá esa explosión de los casos de corrupción es lo único que le pueda alejar de La Moncloa