El precio de los insensatos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
Fernando Almansa - Periodista
Dice George Bush, ahora que se retira de la Casa Blanca, que se equivocó al creer que Irak tenía armas de destrucción masiva. Lo dice como quien dice que se equivocó al tomar un desvío en al autopista, ¡“pecata minuta”! .
Lo dice con esa simplicidad bobalicona que caracteriza a los ineptos inconscientes, que sumidos en su ignorancia, ni sufren ni padecen. Cuando además de inepto se es poderoso y simple como un cubo, la combinación es explosiva, eso sí que es un arma de destrucción masiva, como lo ha demostrado ser el propio Bush.

Lamentablemente la estupidez de Bush, ha costado cientos de miles de vidas humanas, tanto de Iraquíes como de las tropas ocupantes, o de las víctimas de Atocha. Ha destrozado un país sumiéndolo en un caos, del que costará muchos años salir, y ha roto la esperanza de un mundo en paz para millones de habitantes del planeta. Y lo que es peor aún, si aún puede haber algo peor que la retahíla anterior, es que ha azuzado el terrorismo internacional de una manera alocada y difícilmente reversible.

En mis años mozos y todavía bajo el régimen franquista, en el colegio teníamos una asignatura llamada “Fomación del espíritu nacional”, era verdaderamente infumable y entre otras cosas teníamos que aprendernos las siete leyes fundamentales del Estado, las virtudes del sindicalismo vertical, y los principios del derecho español. A los catorce años, quieras que no éramos unos micro-expertos en leyes españolas. De ello me quedaron mucho recuerdos, uno importante “El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”, pues a Bush y con él “my friend” Aznar, se les debería aplicar la ley en todo su rigor, pues aunque se hagan los tontos y miren para otro lado, violaron el Derecho Internacional, se burlaron a mandíbula batiente de la comunidad internacional y se mofaron de los miles de millones de hombres y mujeres de buena voluntad que en todo el mundo gritaron al unísono “Guerra No”.

Pero en este mundo de poderes fácticos, la estupidez aderezada de laureles supera cualquier razón lógica, y ahí los tienes, tan campantes, como quien no ha roto un plato.

Ahora a Obama, le queda una papeleta difícil, y seguramente que le va a costar dios y ayuda salir de Irak, pero aunque lo consiga, los cientos de miles de muertos no resucitarán. Bush y Aznar deberían ser juzgados por crímenes contra la humanidad, ahora que están vivos y coleantes.