El PSOE, a dos barajas

04/05/2011 - 00:00 Antonio Casado

 
Es algo parecido a la esquizofrenia. También sirve hablar de incoherencia, doble juego o división interna para referirse a los climas de opinión que reinan puertas adentro de la pirámide socialista a propósito del debate político-judicial sobre si los continuadores de la ilegal Batasuna, en nombre de un segmento electoral del País Vasco, deben o no participar en los comicios municipales y forales del 22 de mayo. En Moncloa y en Ferraz se juega a dos barajas. A pocas horas del pronunciamiento del Tribunal Constitucional, topamos con testimonios y declaraciones de dirigentes socialistas poco interesados en disimular su posición favorable a que el derecho de participación política se acabe imponiendo sobre el derecho del sistema a defenderse de sus enemigos. Con otras palabras ese es el sentido que Zapatero y Rubalcaba han trasladado al líder del PNV, Iñigo Urkullu, que pone precio político al desenlace final. Por ahí van también las declaraciones del lehendakari, Patxi López, y otros dirigentes socialistas, como Eduardo Madina.
   Y prácticamente todos los dirigentes socialistas catalanes, con la excepción de Carme Chacón, ministra de Defensa, obligada a ser formalmente coherente con las demandas del Gobierno, a través de la Abogacía del Estado, para que el Supremo, anulase las 254 listas de Bildu. Y lo consiguió, aunque Chacón y su Gobierno apuestan ahora en sus adentros por una sentencia del Tribunal Constitucional (solución, antes de la medianoche de este jueves) que enmiende la plana al Tribunal Supremo -no sería la primera vez- y permita la participación de la izquierda abertzale en las elecciones del próximo 22 de mayo. Si eso ocurriera (luz verde del Constitucional a Bildu), el culebrón político cambiaría de signo.
   Si hasta ahora era el PNV y los partidos nacionalistas en general los que venían acusando al Gobierno de haber impulsado políticamente el frenazo a los continuadores de Batasuna, ahora, a partir de este viernes, serían los efectivos políticos y mediáticos del PP los que se desplegarían en orden de combate para volver a la carga con las consabidas insinuaciones de complicidad con ETA. Y aún con la misma ETA, según el insoportable discurso del ex ministro Mayor Oreja y sus coros de la derecha furiosa. En todo caso, los climas de opinión que se detectan en los entornos del Gobierno y de la dirección del PSOE recuerdan cada vez más a la histórica ocurrencia de Alfonso Guerra, cuando era vicepresidente del Gobierno, con ocasión del referéndum de la OTAN (1986), cuando se manifestaba a favor de que España siguiera en la OTAN "...pero con mi voto en contra". Si adaptamos los términos al presente debate (¿debe estar Bildu en las elecciones del 22-M?), lo del vicepresidente de entonces lo podría firmar el vicepresidente de ahora.
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