El regreso de Rajoy
22/08/2011 - 17:47
Mariano Rajoy reaparece en público este martes, dando la réplica a las medidas económicas del Gobierno, "erráticas, parciales, insuficientes", de acuerdo con lo que han dicho distintos portavoces del Partido Popular y posiblemente, por cierto, no sin cierta razón, aunque igualmente sin ofrecer alternativas concretas. Yo pienso que la petición de Zapatero de comparecer en sesión plenaria extraordinaria en el Congreso ha pillado a contrapié a la oposición y a los otros grupos políticos o, al menos, así lo he interpretado a través de conversaciones con notables diputados que vieron súbitamente interrumpidas sus vacaciones.
Lo cierto es que Rajoy, a quien todos los focos buscan como el más posible próximo presidente del Gobierno de España, no se encuentra, por los pelos, entre los sorprendidos en la playa por el anuncio de Zapatero: se reincorporó "gradualmente" a su despacho en la calle Génova a finales de la pasada semana, dicen en la sede del PP, tras unas vacaciones en las que, como ya es costumbre en él, se prodigó más bien poco; apenas un par de 'noes' ante los micrófonos como respuesta a las ideas, acaso algo desordenadas, que va sembrando el candidato socialista, Pérez Rubalcaba.
Así, ha sido un agosto escaso, hasta ahora, en declaraciones del líder de la oposición, quien este martes dará la réplica en el atril a Zapatero. Pero cuando escribo este comentario aún se ignora si el PP dirá 'no' o simplemente se abstendrá a la hora de votar unas medidas tímidas, sí, pero que sin duda los propios 'populares' habrían debido adoptar -esas y otras muchas_de haber estado en el Gobierno. Y así lo reconocen, en privado, importantes representantes del PP. Otra cosa es que, como ocurre con la bajada del IVA a las viviendas nuevas, la receta se aplique tardía e insuficientemente, después de haber hecho exactamente lo contrario hace apenas un año.
El caso es que tengo la impresión de que existe una expectación mucho mayor por saber lo que dice Rajoy que por las explicaciones de Zapatero en una comparecencia parlamentaria casi obligada para este último. Pero Zapatero se va, y Rajoy quiere llegar: no le quedan muchas oportunidades de lucirse en el Parlamento antes de lanzarse a la vorágine, siempre excesiva y con mensajes demasiado esquemáticos, de la campaña electoral. De Zapatero ya no se esperan sorpresas. A Rajoy casi se le exigen. ¿Se lucirá Rajoy este martes o repetirá de nuevo su mensaje machacón del 'no a todo', pidiendo un nuevo adelantamiento de las elecciones?
Quién sabe: me encuentro entre quienes confían en que el líder del PP, ahora no demasiado bien valorado en las encuestas, hará crecer su estatura política, entre otras cosas porque el 'maillot' amarillo da alas. Pero va a tener que controlar a muchos de los suyos, que, aún emborrachados de triunfo, empiezan a ocupar el poder territorial tratando, por ejemplo -lo he vivido en el litoral cántabro estos días--, de hacer renacer el 'boom' del ladrillo de una manera descontrolada. Pocas veces un gobernante español habrá tenido tanto poder. Pocas veces tanta, tan inmensa, responsabilidad.